Rodrigo Díaz M.
El gobierno de Biden anunció recientemente el envío de 425 millones de dólares adicionales en armas y equipamiento a Ucrania. La mayor parte del dinero, unos 300 millones de dólares, procede de la Iniciativa de Ayuda a la Seguridad de Ucrania (USAI), dotada con 18 billones de dólares, que financia contratos de armas construidas o modificadas por empresas de defensa.
En declaraciones posteriores, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, confirmó que el nuevo paquete de ayuda “agota los fondos restantes de la USAI actualmente disponibles para apoyar a Ucrania”.
El paquete también incluye unos 125 millones de dólares en armas y equipos a través de la Autoridad Presidencial de Retirada (PDA), que retira armas de los arsenales estadounidenses existentes. Pero Jean-Pierre sugirió que esos fondos también se están agotando.
“Aunque nos quedan fondos de la PDA para seguir satisfaciendo las necesidades inmediatas de Ucrania en el campo de batalla, estamos empezando a proporcionar a Ucrania paquetes más pequeños de la PDA con el fin de ampliar nuestra capacidad de apoyo a Ucrania durante el mayor tiempo posible”, dijo, según una transcripción de la conversación proporcionada por la Casa Blanca.
El gobierno de Biden aún dispone de unos cinco billones de dólares de la autorización presidencial de reducción de tropas concedida por el Congreso, después de que el Pentágono descubriera en junio que había sobrestimado el valor de las armas enviadas a Ucrania debido a un error contable de 6.2 billones de dólares.
El mes pasado, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, pidió al Congreso que aprobara un paquete de ayuda de emergencia de casi 106 billones de dólares que incluye 61.4 billones para Ucrania, junto con cantidades menores para Israel, la seguridad en el Indo-Pacífico, la protección y el cumplimiento de la ley en la frontera entre los Estados Unidos y México y la ayuda humanitaria en Gaza y otros lugares.
Biden y su administración han tratado de establecer un claro vínculo entre la invasión rusa de Ucrania, que se acerca a los dos años, y el mortífero ataque de Hamás contra Israel el 7 de octubre. Tanto Hamás como Putin, han dicho, pretenden “destruir una democracia vecina” y los conflictos tienen el potencial de extenderse a otros países.
Desde la invasión rusa de febrero del 2022, Estados Unidos ha enviado a Ucrania ayuda en materia de seguridad por valor de unos 44 billones de dólares. Un número creciente de republicanos, sobre todo en la Cámara de Representantes, se han mostrado contrarios a aumentar esa cifra. Los expertos han afirmado en repetidas ocasiones que Ucrania tiene pocas posibilidades de salir victoriosa de la guerra sin la ayuda militar estadounidense, que ha superado con creces las armas y equipos suministrados por Europa y otros aliados occidentales.