Rodrigo Díaz M.
Estados Unidos ha anunciado una ayuda militar de 345 millones de dólares para Taiwán, en lo que constituye el primer gran paquete de la administración Biden que recurre a los propios arsenales estadounidenses para ayudar a Taiwán a contrarrestar a China.
La Casa Blanca anunció que el paquete incluirá defensa, educación y formación para los taiwaneses.
Washington enviará sistemas portátiles de defensa antiaérea, capacidades de inteligencia y vigilancia, armas de fuego y misiles, según dos funcionarios estadounidenses que hablaron bajo condición de anonimato para tratar asuntos delicados.
Los legisladores estadounidenses han estado presionando al Pentágono y a la Casa Blanca para que aceleren la entrega de armas a Taiwán. Los objetivos son ayudarle a contrarrestar a China y disuadir a este país de considerar la posibilidad de atacar, proporcionando a Taipei armamento suficiente para que el precio de una invasión sea demasiado alto.
Aunque los diplomáticos chinos protestaron por la medida, la oficina de representación de Taiwán en los Estados Unidos declaró que la decisión de la administración de retirar armas y otro material de sus almacenes proporcionaba “una herramienta importante para apoyar la autodefensa de Taiwán”. En un comunicado, se comprometió a trabajar con Estados Unidos para mantener “la paz, la estabilidad y el status quo a través del estrecho de Taiwán”.
El ministerio de defensa nacional de Taiwán también expresó su aprecio en un comunicado en el que agradecía “a Estados Unidos su firme compromiso con la seguridad de Taiwán”.
El paquete se suma a los casi 19 billones de dólares en ventas militares de F-16 y otros importantes sistemas de armamento que Estados Unidos ha aprobado para Taiwán. La entrega de esas armas se ha visto obstaculizada por problemas en la cadena de suministro que comenzaron durante la pandemia del COVID-19 y se han agravado por las presiones sobre la base industrial de defensa mundial creadas por la invasión rusa de Ucrania.
La diferencia es que esta ayuda forma parte de una autoridad presidencial aprobada por el Congreso el año pasado para extraer armas de los actuales arsenales militares estadounidenses, de modo que Taiwán no tendrá que esperar a la producción y venta de armamento. De este modo, el suministro de armas es más rápido que la financiación de armamento nuevo.
Taiwán se separó de China en 1949 en medio de una guerra civil. El presidente chino, Xi Jinping, mantiene el derecho de China a tomar el control de la isla, ahora autogobernada, por la fuerza si es necesario. China ha acusado a Estados Unidos de convertir Taiwán en un “polvorín” con los miles de millones de dólares en venta de armas que ha prometido.
Estados Unidos mantiene una política de “una sola China”, según la cual no reconoce a Taiwán como país independiente y no mantiene relaciones diplomáticas formales con la isla en deferencia a Pekín. Sin embargo, la ley estadounidense exige una defensa creíble para Taiwán y que Estados Unidos trate todas las amenazas a la isla como asuntos de “grave preocupación”.
China envía regularmente buques y aviones de guerra a través de la línea central del estrecho de Taiwán, que sirve de amortiguador entre ambas partes, así como a la zona de identificación de defensa aérea de Taiwán, en un esfuerzo por intimidar a los 23 millones de habitantes de la isla y desgastar sus capacidades militares.