Rodrigo Díaz M.
Un ataque de un vehicula aéreo no tripulado de Estados Unidos en Afganistán mató este fin de semana a Ayman al-Zawahri, que asumió el liderazgo de Al Qaeda tras la muerte de Osama Bin Laden durante un asalto a su complejo por parte de las fuerzas estadounidenses en 2011.
“Se ha hecho justicia, y este líder terrorista ya no existe”, ha dicho Biden, que se encuentra aislado tras dar de nuevo positivo por COVID-19, en un discurso nocturno desde el balcón del Salón Azul de la Casa Blanca.
“No importa el tiempo que tarde, no importa dónde se esconda, si es una amenaza para nuestro pueblo, Estados Unidos le encontrará y le eliminará”.
Funcionarios actuales y anteriores empezaron a oír el domingo por la tarde que Al Zawahri, de 71 años, había muerto en un ataque con aviones no tripulados, pero la administración habría retrasado la difusión de la información hasta que se pudiera confirmar su muerte.
Biden describió a al-Zawahri como el hombre número dos de Bin Laden durante los atentados del 11 de septiembre de 2001. El presidente dijo que al-Zawahri era un “cerebro” que estaba profundamente implicado en los hechos del 11 de septiembre, así como en el atentado contra el USS Cole, un destructor de misiles guiados de la marina estadounidense, y en los atentados contra las embajadas de Estados Unidos en Kenia y Tanzania.
La casa en la que se encontraba Al Zawahri cuando fue asesinado en Kabul, donde se escondía con su familia, era propiedad de un alto ayudante del líder talibán Sirajuddin Haqqani, según un alto funcionario de los servicios de inteligencia. El funcionario añadió también que un equipo terrestre de la CIA y un reconocimiento aéreo realizado tras el ataque con drones confirmaron la muerte de Al Zawahri.
El presidente estadounidense aprobó la operación la semana pasada y se llevó a cabo el domingo.
La muerte de al-Zawahri elimina a la figura que dio forma a Al Qaeda más que nadie, primero como adjunto de Bin Laden desde 1998 y luego como su sucesor.
Juntos, ambos dirigieron las armas del movimiento yihadista hacia Estados Unidos, llevando a cabo los atentados terroristas del 11 de septiembre, los más mortíferos de la historia en suelo estadounidense.
Los atentados contra el World Trade Center y el Pentágono convirtieron a Bin Laden en el enemigo número uno de Estados Unidos, pero es probable que nunca hubiera podido llevarlos a cabo sin su adjunto, que aportó las tácticas y las habilidades organizativas necesarias para forjar a los militantes en una red global.
Al-Zawahri, que figuraba en la lista de terroristas más buscados del FBI, tenía una recompensa de 25 millones de dólares por su cabeza a cambio de cualquier información que pudiera servir para matarlo o capturarlo.
Arabia Saudí acogió con satisfacción el anuncio de Biden, según informó la agencia estatal de noticias a última hora del lunes citando un comunicado del ministerio de asuntos exteriores.
“Zawahri está considerado como uno de los líderes del terrorismo que dirigió la planificación y ejecución de atroces operaciones terroristas en Estados Unidos y Arabia Saudí”, decía.
Un comunicado del gobierno talibán de Afganistán confirmó el ataque aéreo, pero no mencionó a Al Zawahri ni a ninguna otra víctima.
Dijo que “condena enérgicamente este ataque y lo califica de clara violación de los principios internacionales y del Acuerdo de Doha”, el pacto de Estados Unidos con los talibanes de 2020 que condujo a la retirada de las fuerzas estadounidenses.
“Estas acciones son una repetición de las experiencias fallidas de los últimos 20 años y van en contra de los intereses de Estados Unidos de América, de Afganistán y de la región”, señala el comunicado.