Rodrigo Díaz M.
El sábado estallaron enfrentamientos mortales en la capital de Libia entre las milicias respaldadas por sus dos administraciones rivales, lo que presagia un retorno a la violencia en medio de un largo estancamiento político.
Al menos 13 civiles murieron y más de 95 resultaron heridos, según el ministerio de salud del país. Unas 64 familias fueron evacuadas de las zonas cercanas a los combates.
La escalada amenaza con romper la relativa calma que Libia ha disfrutado durante la mayor parte de los últimos dos años. El país, rico en petróleo, se sumió en el caos tras el levantamiento respaldado por la OTAN que derrocó y mató al autócrata Moammar Gadhafi en 2011.
Entre las víctimas mortales de este fin de semana se encontraba Mustafa Baraka, un comediante conocido por sus vídeos en las redes sociales en los que se burlaba de las milicias y la corrupción. Baraka murió tras recibir un disparo en el pecho, según Malek Merset, portavoz de los servicios de emergencia.
El ministerio de salud de Libia dijo en un comunicado que los hospitales y centros médicos de la capital fueron bombardeados y que se impidió a los equipos de ambulancias evacuar a los civiles, en actos que “equivalen a crímenes de guerra.”
El consejo municipal de Trípoli culpó a la clase política gobernante del deterioro de la situación en la capital, e instó a la comunidad internacional a “proteger a los civiles en Libia.”
La violencia causó un pánico generalizado entre los residentes de Trípoli. Las imágenes que circularon por Internet mostraban casas, instalaciones gubernamentales y vehículos aparentemente dañados por los enfrentamientos
Otras imágenes mostraban el despliegue de las fuerzas de la milicia y un intenso intercambio de disparos en el cielo nocturno.
La misión humanitaria de la ONU en Libia reportó que los combates incluían “bombardeos indiscriminados de mediana y gran intensidad en vecindarios poblados por civiles de Trípoli”. La misión pidió un alto el fuego inmediato y que todas las partes en Libia “se abstengan de utilizar cualquier forma de discurso de odio e incitación a la violencia”.
Los enfrentamientos cunatan con la participación de la milicia de la Brigada de Revolucionarios de Trípoli, dirigida por Haitham Tajouri, contra otra milicia aliada con Abdel-Ghani al-Kikli, un guerrillero conocido como “Gheniwa”, según los medios de comunicación locales.
El gobierno del primer ministro Abdul Hamid Dbeibah, con sede en Trípoli, afirmó que los enfrentamientos estallaron cuando una milicia disparó contra otra.
Sin embargo, es muy probable que los enfrentamientos formen parte de la actual lucha de poder entre Dbeibah y su rival, el primer ministro Fathy Bashagha, que opera desde la ciudad costera de Sirte.
Tanto Dbeibah como Bashagha están respaldados por milicias, y este último se estaba movilizando en las últimas semanas para intentar entrar en Trípoli y derrocar a su rival.
En mayo, un intento de Bashagha de instalar su gobierno en Trípoli desencadenó enfrentamientos que terminaron con su huida de la capital.
El embajador de Estados Unidos en Libia, Richard Norland, instó a una desescalada “antes de que las cosas empeoren” y a que las partes libias acuerden una fecha temprana para las elecciones.