En su mayoría, las enfermedades crónicas están relacionadas con nuestro estilo de vida. Por ello, prevenir su impacto y las limitaciones que pueden causar en las personas mayores es una tarea que debe desarrollarse desde etapas más tempranas de la vida. No obstante, los especialistas destacan que nunca es tarde para empezar.
DESTACADOS.
+++ Según datos de la Organización Mundial de la Salud, los principales problemas de salud que afectan a las personas de edad se deben a enfermedades no transmisibles.
+++ “Solo el 25% de lo que uno va a vivir y cómo va a vivir dependerá de la genética. El 75% restante tendrá que ver con los hábitos de vida”, explica Miguel Ángel Vázquez, profesor de Geriatría y Gerontología en la Universidad de Vigo (Galicia, noroeste de España).
+++ La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología estima que el 80% de las enfermedades cardiovasculares, infartos cerebrales, diabetes y uno de cada tres cánceres pueden evitarse modificando los estilos de vida.
Gozar de buena salud es fundamental para que las personas mayores mantengan su independencia y puedan disfrutar de su lugar en la vida familiar y en su comunidad, señala la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta entidad subraya que cuidarse a lo largo de la vida puede evitar o retrasar la aparición de dolencias crónicas y no transmisibles, como las cardiopatías, los accidentes cerebrovasculares y el cáncer.
Por su parte, Miguel Ángel Vázquez, profesor de Geriatría y Gerontología en la Universidad de Vigo (noroeste de España) destaca que la cronicidad no afecta exclusivamente a los mayores, ya que también hay personas jóvenes que tienen enfermedades crónicas.
“No obstante, las más comunes entre las personas de edad avanzada son las de carácter neurodegenerativo, circulatorio, respiratorio, osteoarticular y algunas de carácter genitourinario”, añade Vázquez, presidente del Comité Científico del Ateneo Gerontológico.
CRONICIDAD, LA PANDEMIA DEL SIGLO XXI.
En dichas jornadas, el especialista moderó la mesa “Estrategias en salud y envejecimiento desde la cronicidad”, en la que intervinieron Santiago Sevilla, subdirector general de Promoción y Prevención de la Salud de la Comunidad de Madrid y José Manuel Ribera, académico de la Real Academia Nacional de Medicina y catedrático de Geriatría de la Universidad Complutense de Madrid.
El doctor José Manuel Ribera, catedrático de Geriatría de la Universidad Complutense de Madrid afirma, por su parte, que “aunque la cronicidad no es algo exclusivo de los mayores, lo cierto es que con la edad aumenta el riesgo de padecer enfermedades y entre ellas enfermedades crónicas”.
Asimismo, la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, manifiesta que el progresivo envejecimiento de la población en los países desarrollados va acompañado por un marcado incremento de las enfermedades crónicas, hasta el punto de que muchos especialistas hablan de este fenómeno como la pandemia del siglo XXI.
De hecho, según datos de la Organización Mundial de la Salud, los principales problemas de salud que afectan a las personas de edad se deben a enfermedades no transmisibles.
“En la actualidad, las causas de muerte más habituales son las enfermedades cardiacas, los accidentes cerebrovasculares y las enfermedades pulmonares crónicas, mientras que las principales causas de discapacidad son el déficit visual, la demencia, la pérdida auditiva y la artrosis”, precisa la OMS.
Del mismo modo, Miguel Ángel Vázquez señala que una buena parte de las enfermedades crónicas tiene que ver con la conducta humana. Así, explica que sólo el 25% de lo que uno va a vivir y cómo va a vivir dependerá de la genética. El 75% restante tendrá que ver con los hábitos de vida.
“No cabe duda de que también hay una base genética, pues dos personas que se comportan del mismo modo no necesariamente sufren el mismo impacto”, comenta.
“Sin embargo, aunque alguien tenga riesgo de padecer una enfermedad concreta, con una conducta saludable puede reducir los daños que dicha enfermedad va a causar en su organismo”, matiza Vázquez.
Quien agrega: “Sin embargo, hay que destacar que la mayoría de las enfermedades crónicas son de base conductual. Las enfermedades cardiocirculatorias son un buen ejemplo, ya que la mayor parte de ellas están relacionadas con la obesidad, el sedentarismo o la hipertensión arterial”.
“Algunas enfermedades respiratorias también están íntimamente relacionadas con nuestros comportamientos. Una de ellas es la Enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Epoc), que se agrava muchísimo o incluso se genera en virtud de las conductas tabáquicas”, precisa Vázquez.
En este sentido, la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología estima que el 80% de las enfermedades cardiovasculares, infartos cerebrales, diabetes y uno de cada tres cánceres pueden evitarse modificando los estilos de vida.
Vázquez recalca que hay que prevenir el impacto del envejecimiento en edades más tempranas. Aunque esto “no quiere decir que a los 60, 70 o a los 80 años no podamos hacer nada para vivir mejor”, aclara.
HAY QUE COMER BIEN.
Un envejecimiento saludable pasa por unos hábitos de vida adecuados, entre los que se encuentra una correcta alimentación. Para Vázquez, comer bien es “absolutamente fundamental”.
En muchas ocasiones, las personas mayores, sobre todo aquellas que viven solas, tienen una alimentación monótona. Se esfuerzan lo mínimo para preparar sus comidas, van reduciendo incluso sus salidas a la compra y terminan comiendo siempre lo mismo. “Esto hace que, a veces, se presenten episodios clínicos de malnutrición que pueden agravar otros procesos”, apunta el especialista.
Así, la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología señala que uno de cada tres pacientes mayores que son hospitalizados en España presenta malnutrición. Esta organización indica que “esta alimentación deficitaria aumenta el riesgo de incapacidad física y dependencia, depresión, infecciones y úlceras de presión, además de alterar la percepción de la calidad de vida”.
Otro aspecto clave es la actividad física. Según indica esta entidad, menos del 30% de las personas mayores de 65 años hace ejercicio de forma habitual.
“Enfermedades tan conocidas como la Epoc, la osteoporosis, la hipertensión arterial, la incontinencia urinaria, la artrosis, la discapacidad o la demencia podrían tener una solución o una gran mejora de sus síntomas con la práctica de ejercicio físico de forma habitual”, según explica el doctor José Antonio Serra Rexach, jefe del Servicio de Geriatría del Hospital Gregorio Marañón de Madrid.
Las relaciones sociales también tienen un papel importante en el envejecimiento. “Si yo tuviera que recomendar algo para envejecer bien, recomendaría un mundo relacional saludable”, precisa Vázquez.
Para la gente mayor, es muy importante tener un mundo relacional de apoyo social. De este modo, el especialista sostiene que habría que pedirles a los mayores que se involucren en la sociedad en la que viven, por ejemplo, con labores de voluntariado y de ayuda a las personas con necesidades. Pues, según indica, “jubilar a las personas de la sociedad no es una buena medida”.
Por Purificación León.
EFE-REPORTAJES.