sin embargo, cuando se trata de ley y regulaciones el campo de acción es limitado.
Cada uno de los programas de inmigración a Canadá cuenta con una serie de requisitos que se deben cumplir para que cualquiera que sea el estatus que se está solicitando sea aprobado. Cuando no se cumplen, simplemente no hay forma de que el caso sea aprobado. Por ejemplo, quienes quieren solicitar la residencia permanente bajo el programa de trabajadores calificados tiene que poner su perfil primero en el Express Entry. El requisito de este programa es que el candidato pueda demostrar que su nivel de inglés es de 7 como mínimo. No hay posibilidad alguna, por ingenioso que sea el representante legal, de que el Ministerio de Inmigración de Canadá apruebe a través del programa de trabajadores calificados una persona que tiene solo 5 en Ingles. No hay argumento de que ‘va a aprender el idioma luego, o cuando llegue a Canadá o que tiene familiares en el país’, que valga para que el Ministerio de Inmigración apruebe la solicitud de residencia permanente.
Es cierto que como profesionales en esta área es nuestra responsabilidad buscar opciones, pero las opciones se reducen a trazar estrategias que puedan conducir a cumplir con los requisitos, como podría ser el que se estudiara inglés y posteriormente se presentara la solicitud.
Igualmente ocurre con los estudiantes internacionales cuando no cuentan con los fondos necesarios para pagar por sus estudios. La máxima ‘magia’ que podemos hacer los representantes es presentar los documentos financieros de quienes van a pagar por los estudios pero no hay posibilidades de que el Ministerio de Inmigración considere aprobar un permiso de estudio porque el argumento que se presente es que ya tiene un empleador dispuesto a contratarlo medio tiempo en Canadá o que al candidato no le importaría trabajar en cualquier cosa y que garantiza con carta juramentada que no va a quedarle debiendo dinero a la institución donde estudiaría.
Mucho menos se pueden presentar argumentos de que la mitad de la familia vive en Canadá y serviría de soporte financiero a quien está haciendo una solicitud de refugio en Canadá. Como tampoco se tiene en consideración durante el juicio que la familia está asentada o que están trabajando o que tienen hijos Canadienses. Estas consideraciones se pueden presentar solamente en un caso por Humanidad y Compasión.
Más veces de las que uno puede pensar, los programas de inmigración se cruzan en el camino y se puede escoger entre dos o más opciones. La experiencia en el área es la que nos permite decidir a los profesionales cual sería el mejor camino o si se puede presentar una solicitud basada en dos programas como por ejemplo cuando en un caso de patrocinio familiar hay que recurrir al recurso de Humanidad y Compasión.
El único programa que permite cierta flexibilidad en los argumentos que se presenten es el de Humanidad y Compasión y aun en él hay ciertos requisitos o guías que se deben cumplir y seguir. Humanidad y Compasión no se puede argumentar para que el solicitante de un permiso de estudio lo obtenga sin tener como demostrar los fondos, ni tampoco para el aspirante a trabajador calificado que nunca ha vivido en Canadá y que no cumple con los requisitos de inglés. Humanidad y Compasión es un recurso que se puede presentar, y que puede tener éxito, cuando se puede demostrar que la no obtención del estatus de residente permanente afectaría a la familia y sobre todo a los niños que hagan parte de esta familia.
Hacer ‘magia’ para presentar un caso ante el departamento de Inmigración puede terminar en la negativa del caso, el veto a presentar cualquier otra aplicación ante el departamento de Inmigración de Canadá por 5 años o peor aún en la deportación de Canadá aun después de haber obtenido la residencia permanente, si inmigración encuentra que los documentos presentados no eran reales.
Muchas veces la respuesta correcta, ética y profesional no es la que el cliente quiere oír. Ciertamente a nadie le gusta que le digan que no hay posibilidades, o que tiene que posponer su sueño, o que tiene que tomar un camino distinto antes de presentar la solicitud de estatus –cualquiera que este sea- en Canadá. Pero también es cierto que nadie quiere, ni mucho menos espera, que un profesional en el área de Inmigración juegue con el futuro creando falsas expectativas. No se trata de no querer representar clientes que tienen casos complicados, o de no querer presentar el mejor argumento para un cliente, se trata simplemente de conocimiento de la ley. La mejor ‘magia’ que podemos hacer los representantes legales es indicarle al cliente cuales son los pasos a seguir para que obtenga el estatus que está buscando y lo mejor que puede hacer el cliente es seguir esos consejos y buscar un trabajo, aprender inglés, ahorrar o cualquier otra sugerencia que se le haga para poder maximizar las opciones de obtener el estatus que quiere.
En inmigración la ‘magia’ no funciona, funcionan la perseverancia, la constancia, la decisión y la disciplina del candidato.
Claudia Palacio., RCIC
ICCRC R 416911
*Claudia Palacio es Consultora de Inmigración Certificada y colaboradora de este semanario. Pueden dirigir sus preguntas a [email protected]