Rodrigo Díaz M.
Este año se desecharán 5.3 billones de teléfonos móviles, según el foro internacional de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (WEEE).
Su estimación, basada en datos sobre el comercio mundial, pone de manifiesto el creciente problema medioambiental de los “residuos electrónicos”.
Los minerales preciosos que no se extraen de los residuos electrónicos, como el cobre de los cables o el cobalto de las baterías recargables, tienen que ser extraídos.
“La gente tiende a no darse cuenta de que todos estos aparatos, aparentemente insignificantes, tienen mucho valor y que juntos, a nivel mundial, representan volúmenes masivos”, dijo el director general de WEEE, Pascal Leroy.
Se calcula que hay 16 billones de teléfonos móviles en todo el mundo, y en Europa casi un tercio ya no se utiliza.
La WEEE afirma que su investigación muestra que la “montaña” de residuos eléctricos y electrónicos, desde lavadoras y tostadoras hasta tabletas y dispositivos del sistema de posicionamiento global (GPS), crecerá hasta los 74 millones de toneladas anuales en 2030.
A principios de este año, la Real Sociedad de Química lanzó una campaña para promover la extracción de residuos electrónicos para fabricar nuevos productos, destacando que los conflictos mundiales, incluida la guerra de Ucrania, amenazan las cadenas de suministro de metales preciosos.
Estos aparatos ofrecen muchos recursos importantes que pueden utilizarse en la producción de nuevos dispositivos electrónicos u otros equipos, como turbinas eólicas, baterías de coches eléctricos o paneles solares, todos ellos cruciales para la transición ecológica y digital hacia sociedades con bajas emisiones de carbono.
Poco más del 17% de los residuos electrónicos del mundo se reciclan adecuadamente, pero la Unión Internacional de Telecomunicaciones de las Naciones Unidas ha fijado el objetivo de aumentar esa cifra hasta el 30% para el próximo año.
Destaca que es uno de los “flujos de residuos más complejos y de más rápido crecimiento que afectan tanto a la salud humana como al medio ambiente, ya que pueden contener sustancias nocivas”.
Por otro lado, muchas personas se quedan con los teléfonos y otros aparatos viejos en lugar de reciclarlos, según las investigaciones.
En el Reino Unido, más de 20 millones de artículos eléctricos que no se utilizan, pero funcionan, con un valor de hasta 5.63 billones de libras esterlinas, se acumulan actualmente en los hogares británicos, según los estudios de la organización Material Focus.
La organización también ha calculado que un hogar medio del Reino Unido podría vender la tecnología no deseada y recaudar unas 200 libras.