Rodrigo Díaz M.
MHD Nazier Houranieh & Sons Co., una empresa familiar de propiedad canadiense, se autodenomina pionera en el comercio mundial de metales.
Los gobiernos europeos la describen de forma más ominosa: proveedor del programa de armas químicas de Siria.
La empresa, que trabaja desde Damasco y Beirut, está acusada de importar materiales utilizados para fabricar “sistemas vectores de armas químicas”.
Según las acusaciones, la empresa compra metales y aleaciones a proveedores extranjeros para la rama del departamento de guerra química de Siria que fabrica misiles.
También habría intentado adquirir el aluminio y el acero de calidad aeronáutica que se utilizan en los Fateh-110, misiles balísticos iraníes utilizados por el régimen sirio y que, al parecer, Rusia desea.
Las acusaciones han incluido a la empresa y a sus propietarios, Chadi y Mohammad Houranieh, en las listas de sanciones europeas.
Se han incautado sus envíos en tres países, se han congelado sus activos y se les ha prohibido viajar a Europa.
Los Houranieh son los únicos ciudadanos canadienses sancionados por la Unión Europea, aparte de un terrorista de Hezbolá de Vancouver que hizo estallar un autobús en Bulgaria.
Pero en varias entrevistas, Chadi Houranieh calificó las acusaciones de “absurdas”. Aunque una vez hizo negocios con Siria, dijo que no estaban relacionados con las armas.
Fundada en 1949, Houranieh & Sons importa chapas, tuberías y otros productos metálicos que adquiere en Canadá, Europa y China. Se autodenomina uno de los mayores comerciantes mundiales de metales.
Entre los clientes de Houranieh & Sons figura el gobierno sirio y, en particular, su Centro de Estudios e Investigación Científica (SSRC).
El SSRC quedó al descubierto en el 2005 como tapadera para el desarrollo de armas químicas, que Siria empezó a producir tras perder una guerra con Israel en 1973.
Un informe del Servicio de Inteligencia de Seguridad canadiense obtenido afirma que el SSRC era “responsable del desarrollo y producción de armas químicas y biológicas”.
La Agencia de Servicios Fronterizos de Canadá informó de que el SSRC formaba parte del ministerio de defensa sirio y dependía directamente del presidente Bashar al-Assad.
Houranieh insistió en que el SSRC no era sólo un organismo militar y que intervenía en una amplia gama de industrias civiles, como la agricultura y las fábricas de pan.
Reconoció que su empresa vendía a la SSRC pequeñas cantidades de aluminio y acero. El mayor contrato no superó los 120 mil dólares. Pero todos los productos estaban disponibles en el mercado y él no era un proveedor importante, afirmó.
Los tribunales de París le han dado la razón, al considerar que el gobierno francés no había presentado pruebas de que los Houranieh hubieran continuado su relación con el régimen de Assad después de enero del 2018.
Pero la empresa sigue cotizando en Francia, y el pasado noviembre, las sanciones se ampliaron a toda Europa.
La Unión Europea sancionó a la empresa, así como a Houranieh y a su hermano individualmente, en respuesta a la “continua amenaza que supone la proliferación y el uso de armas químicas”.
La empresa “suministra al SSRC materiales utilizados para producir sistemas vectores de armas químicas”, alegó la UE.
Las medidas eran una respuesta al envenenamiento por Rusia del líder opositor Alexei Navalny y al incumplimiento por Siria de la Convención sobre Armas Químicas.