Las mujeres que realizan ejercicio aeróbico moderado durante la gestación, no solo reducen la ganancia excesiva de peso y la posibilidad de padecer enfermedades como la diabetes o la hipertensión, sino que además ahorran problemas de salud a su bebé. Claves para entrenar durante casi los nueve meses.
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— “El riesgo de ganar peso por encima de las recomendaciones del ‘Institute of Medicine’ americano es un 40 por ciento menor en las mujeres que siguen un ejercicio físico programado durante su gestación, y esta gimnasia puede efectuarse hasta la semana 38-39 del embarazo”, explican Efe a los doctores Rubén Barakat y Jonatan Ruiz .
— “Si una mujer con obesidad o sobrepeso se ejercita durante el embarazo, el riesgo de que tenga un bebé con un peso desmesurado puede reducirse hasta un 86 por ciento”, según un trabajo de investigadores de varias universidades europeas.
— Según estos facultativos, “si no existe contraindicación obstétrica, toda mujer gestante puede y debe realizar ejercicio físico, siempre que sea el adecuado: trabajo aeróbico a intensidad moderada, fortalecimiento muscular, coordinación y equilibrio, fortalecimiento del suelo pélvico, flexibilidad y relajación”.
Multitud de estudios confirman los beneficios de hacer ejercicio físico de forma regular, una de la recomendaciones médicas más universales pero, ¿la gimnasia también es buena durante la gestación, cuando el cuerpo de la madre engorda y lleva en su interior una vida nueva y frágil?.
Para un equipo de investigadores de las universidades de Granada (UGR) (sur de España), Politécnica de Madrid (UPM) y Europea (UE) la respuesta es afirmativa, según muestran en su estudio pionero sobre el beneficio de practicar ejercicio durante el embarazo.
El trabajo “Supervised Exercise – Based Intervention to Prevent Excessive Gestational Weight Gain”, incluyó un plan de ejercicios que sirvió para prevenir el exceso de peso gestacional en un 40 por ciento de las mujeres participantes.
La investigación, efectuada con 962 embarazadas, muestra que, en mujeres sanas, el ejercicio controlado de intensidad moderada e iniciado inmediatamente después de la primera consulta prenatal, evita la ganancia de peso excesivo al finalizar este periodo y reduce el riesgo de desarrollar dolencias asociadas, como diabetes gestacional o hipertensión.
El trabajo de las universidades UGR, UPM y UE también demuestra que, si una mujer con obesidad o sobrepeso se ejercita durante el embarazo, el riesgo de que tenga un bebé con un peso desmesurado superior a 4 kilos, puede reducirse hasta un 86 por ciento.
Los investigadores dividieron a las mujeres en dos grupos. Las del primero, además de seguir los cuidados rutinarios, realizaron un ejercicio aeróbico de intensidad leve a moderada 3 veces por semana durante 50-55 minutos cada sesión, desde la semana 9 a la 39 del embarazo. El segundo grupo siguió las recomendaciones habituales para cualquier mujer embarazada.
El aumento de peso en las mujeres que siguieron el programa de ejercicios fue menor que en aquellas que no se sometieron a él.
El estudio muestra, además, que los beneficios del ejercicio son más pronunciados en mujeres con peso normal que en las que padecen sobrepeso u obesidad, que también se pueden beneficiar del ejercicio prenatal, aunque en menor medida.
El doctor de origen argentino Rubén Barakat, investigador principal del estudio y profesor de la UPM cree que “los beneficios del ejercicio físico programado durante el embarazo pueden alcanzar los primeros años de vida del niño/a”, y recuerda que el peso excesivo durante la gestación tiene efectos negativos en los recién nacidos y “aumenta el riesgo de sobrepeso infantil un 30 por ciento”.
EJERCICIO: ¡TODO BENEFICIO!.
Por su parte, el doctor Jonatan Ruiz, primer autor del artículo e investigador del hospital Ramón y Cajal de la capital de España en la UGR, destaca que “los beneficios de la práctica regular de actividad física durante el embarazo y periodo de postparto son los mismos que los bien sabidos beneficios que obtiene la población general”.
El exceso de peso gestacional “consiste en un acumulo de peso materno durante la gestación mayor del necesario que generalmente se da por estilos de vida inadecuados, especialmente la mala alimentación y un exceso de sedentarismo”, explican a Efe Barakat y Ruiz .
Según estos investigadores, “el ejercicio físico programado es un excelente elemento para el control de la ganancia de peso adecuada. Los resultados del estudio muestran que el riesgo de ganar peso por encima de las recomendaciones del ‘Institute of Medicine’ americano fue claramente menor, un 40 por ciento menos, en las mujeres que siguieron las pautas de actividad física programada.”
Los expertos de la UPM y la UGR destacan que “esta ganancia de peso materna está en estrecha relación con el Índice de Masa Corporal (IMC) con el que la mujer enfrenta el embarazo”.
“Tradicionalmente se establecía un límite superior de 14 kilos de ganancia total, por encima del cual se consideraba como excesiva la ganancia de peso materno pero, actualmente, las recomendaciones se establecen en relación al IMC pregestacional, es decir, previo al embarazo”, señalan.
“Así, una gestante con un IMC menor de 18,5 debe tener una ganancia de entre 12,5 y 18 kilos; si inicia su embarazo con un IMC de entre 18,5 y 24,9, es decir un peso normal, su peso debería aumentar entre 11,5 y 16 kilos; si su IMC es de entre 25 y 29,9 (sobrepeso), debe ganar de 7 a 11,5 kilos; y si tiene un IMC de más de 30, solo debe subir entre 5 y 9 kilos de peso”, explican.
Respectos de qué tipo de ejercicios son los más adecuados para la embarazada, la recomendación de Barakat y Ruiz gira en torno a las sesiones programadas que desarrollaron las participantes en su estudio: “trabajo aeróbico a intensidad moderada, fortalecimiento muscular, coordinación y equilibrio, fortalecimiento del suelo pélvico y flexibilidad y tareas de relajación”.
Por otra parte, según estos investigadores “la literatura científica muestra que, salvo contraindicación de tipo obstétrico, el ejercicio físico de carácter moderado puede llevarse a cabo hasta la etapa final del embarazo, es decir la semana 38-39”.
ANTE EL TEMOR, MEJOR ABSTENERSE.
Aquellas mujeres que tengan dudas o temor ante el ejercicio, “lo mejor que pueden hacer es consultarlo con el profesional médico. Si aún así ese temor persiste, el “miedo a ejercitarse” no es el mejor entorno para una práctica física, por lo que en este caso la desaconsejamos”, añaden.
Según explican a Efe, Barakat y Ruiz “las evidencias científicas muestran que la potencialidades del ejercicio físico durante la gestación son muchas y todas beneficiosas”.
Algunos ejemplos de estos beneficios potenciales son: “menor porcentaje de partos instrumentalizados y por cesárea, mejor respuesta metabólica materna, mejor respuesta cardiocirculatoria fetal, disminución del porcentaje de depresión materna pre y postnatal”, según detallan los expertos.
Además, los dos líderes de este trabajo creen firmemente que “estos beneficios pueden extenderse más allá del período gestacional, mejorando aspectos de la vida materna postnatal e incluso del niño/a. En nuestro grupo de trabajo pensamos que solo estamos viendo ‘la punta del iceberg’ ”.
“Si no existe contraindicación obstétrica que aconseje la no realización de ejercicio físico, toda mujer gestante puede y debe realizar deporte, siempre que sea el adecuado”, señalan categóricos estos expertos.
Para el doctor Jonatan Ruiz la gestación es un lapso ideal para cambiar hábitos y adoptar un estilo de vida físicamente activo durante este periodo y el resto de la vida.
Consultados sobre esta idea explica que “el proceso de embarazo y parto es, desde el punto de vista humano, un momento único e inigualable. No existe otro proceso vital con tal calidad y cantidad de modificaciones de todo tipo, lo que incluye el ámbito psicológico y predispone positivamente a la mujer para asumir nuevos hábitos y rutinas con gran poder de permanencia”.
Para Barakat y Ruiz el mejor consejo práctico que se puede dar a una gestante para que su gimnasia sea saludable, es que el ejercicio físico que ponga en práctica “sea diseñado y desarrollado por un profesional de las Ciencias del Deporte y cuente, además, con el adecuado control obstétrico como condición básica”.
“Esa actividad debe ser de carácter aeróbico moderado y desarrollarse de manera regular, nunca ocasional. Una sesión de ejercicio físico debe contar con una entrada en calor previa, para la activación de todos los sistemas del organismo, una parte central algo más intensa, y una vuelta a los niveles iniciales de forma gradual”, señalan a Efe los autores de la investigación.
Daniel Galilea.
EFE/REPORTAJES.