Muchos pensamos en el riesgo en términos puramente negativos. Lo evitamos en la medida de lo posible, y creemos que tenemos razón al hacerlo.
Cuando se trata de gestionar su dinero, hay un elemento de riesgo en todas las decisiones financieras. En lugar de verlo como algo bueno o malo, es útil pensar en el riesgo como una herramienta a la que se le puede dar un buen uso.
Por ejemplo, una simple inversión en un fondo de inversión. Si invierte 100 dólares en el fondo, existe el riesgo de sufrir pérdidas. Sin embargo, los mercados de acciones y bonos han mostrado una fuerte tendencia a subir durante largos periodos de tiempo. Por lo tanto, puede decidir aceptar ese riesgo de pérdida porque simplemente dejando esos 100 dólares en una cuenta bancaria no obtendrá el tipo de rendimiento de la inversión que necesita para la jubilación.
En efecto, está aceptando el riesgo para obtener una rentabilidad. Y, como hemos visto a lo largo de siglos de rendimiento de los mercados de inversión, cuanto más riesgo esté dispuesto a aceptar, mayor puede ser su rendimiento potencial.
Estas valoraciones de riesgo y rentabilidad se dan en todos los mercados financieros.
Por ejemplo, su cartera de inversión incluye bonos emitidos por el gobierno de bajo riesgo, así como activos de capital privado de mayor riesgo, que son inversiones directas en una empresa que no cotiza en un mercado de valores público. Es probable que los bonos ofrezcan un rendimiento relativamente modesto. Las inversiones de capital privado ofrecen la posibilidad de obtener mayores rendimientos.
Una estrategia de gestión activa, diversificar entre diferentes tipos de activos y geografías, combinada con una visión a largo plazo es una estrategia popular tanto para los particulares como para los grandes fondos.
Los gestores de inversiones profesionales entienden que asumir riesgos puede acarrear pérdidas, pero encontrar el equilibrio adecuado entre riesgo y recompensa puede ayudarle a alcanzar sus objetivos financieros a largo plazo.
-News Canada