Rodrigo Díaz M.
El príncipe Federico de Luxemburgo murió el mes pasado a los 22 años de edad a causa de un raro trastorno genético, confirmaron sus padres, el príncipe Roberto y la princesa Julia, durante el fin de semana.
El joven miembro de la realeza falleció el 28 de febrero tras una larga batalla contra la PolG, una enfermedad mitocondrial genética que inhibe la capacidad del cuerpo para producir energía y puede provocar insuficiencia orgánica, entre otras complicaciones graves, como el deterioro de las funciones cerebrales, nerviosas, hepáticas, intestinales, musculares y oculares.
En una declaración publicada en el sitio web de la Fundación PolG, una organización benéfica fundada por el difunto príncipe, sus padres dijeron que Federico luchó “valientemente hasta el final”.
Federico nació con la enfermedad, pero no fue diagnosticado hasta los 14 años, cuando se había desarrollado en una etapa más aguda y los síntomas comenzaron a presentarse.
Hay 300 millones de personas con PolG en todo el mundo, muchas de las cuales no saben que tienen el trastorno, ya que puede ser muy difícil de diagnosticar. Actualmente no existe tratamiento ni cura.
La enfermedad se podría comparar con tener una batería defectuosa que nunca se recarga del todo, está en un estado constante de agotamiento y acaba perdiendo potencia.
La declaración también reconocía a la madre de Frederik por “trabajar incansablemente” durante 15 años para cuidar de su hijo y por sus continuos esfuerzos para inculcar un sentido de urgencia en la comunidad científica mundial para crear tratamientos para la enfermedad mortal.
A príncipe Frederik le sobreviven su hermano Alexander, su hermana Charlotte y sus padres.