Los perros imitan las actividades de los seres humanos y son capaces de aprender, retener en la memoria y recordar, tras una demora de entre 40 segundos y 10 minutos, acciones que les enseñen las personas, según un estudio de la Universidad Eötvös Loránd (www.elte.hu) de Budapest, en Hungría.
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— El 63% de los dueños le dice a su perro cosas que no comparte con nadie más; nueve de cada diez propietarios señalan que, si todos le abandonaran, su fiel amigo seguiría a su lado; y la mayoría asegura que su can es un motivo para levantarse cada día, según un informe de la Fundación Affinity.
— Según el doctor Jaume Fatjó, director de la Cátedra Fundación Affinity Animales y Salud de la UAB: “Los perros entran a formar parte de la red social de sus propietarios. Así, un can proporciona, no solo compañía, sino también apoyo emocional en momentos de dificultad”.
— “Al igual que nosotros, los canes son animales gregarios, a los que les encanta vivir en grupo y que forman vínculos emocionales muy fuertes y duraderos con quienes conviven”, añade este veterinario.
La convivencia entre humanos y canes genera lazos afectivos haciendo que muchos propietarios traten a sus animales como si fueran sus pares, y que los perros se comporten, en algunos casos, de forma similar a las personas, mostrando una inteligencia y memoria notables.
Según los científicos Claudia Fugazza y Ádám Miklósi, autores de una investigación para la Universidad Eötvös Loránd (www.elte.hu) de Budapest, en Hungría, publicada en la revista ‘Animal Cognition’, los perros domésticos son particularmente receptivos a los gestos y comunicaciones humanas, aprenden porque observan atentamente a la gente, reciben fácilmente la influencia humana en situaciones de aprendizaje.
“La capacidad canina para imitar una acción novedosa tras una dilación, de hasta un minuto, durante el cual el animal es distraído alentándolo a que tome parte en otras actividades, sugiere la presencia de un tipo específico de memoria de largo plazo o ‘retentiva declarativa’, la cual se refiere a memorias que pueden recordarse conscientemente”, han explicado los investigadores.
Por otra parte, y según el ‘Primer Análisis del Observatorio Fundación Affinity sobre el Vínculo entre Personas y Animales de Compañía’, existe un fuerte vínculo emocional entre los propietarios y sus animales de compañía, hasta el punto de que el 63% de los dueños afirma contarle a su perro cosas que no comparte con nadie más.
Este estudio pionero en Europa y en el que ha participado la Cátedra ‘Fundación Affinity Animales y Salud’ de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), en España, pone en relieve que muchas personas tienen fuertes lazos afectivos con las mascotas con las que comparten su vida.
Esta investigación revela que nueve de cada diez personas subrayan que su perro siempre está con ellos cuando necesitan consuelo, afecto, seguridad o motivación, y tienen la certeza de que seguiría siempre a su lado de forma incondicional.
MUCHO MÁS QUE ANIMALES DE COMPAÑÍA.
Un 70% por ciento de las personas encuestadas afirma que su perro le da compañía constante, y la gran mayoría reconoce darle a diario muestras de afecto como abrazos (85%) o incluso besos (76%), según este estudio (http://www.fundacion-affinity.org).
Globalmente, el vínculo entre la persona y el animal es tan fuerte que “ocho de cada diez encuestados afirma que su perro es un motivo para levantarse cada día”, según este informe.
Según la Fundación Affinity, un 54% de las personas se lleva su perro a visitar a sus amigos al menos una vez por semana, mientras que el 84% juega con él cada día y el 90% ve ‘la tele’ acompañado de su mascota.
La conexión a nivel emocional también es especialmente fuerte en el caso de los más pequeños, ya que el estudio revela que ocho de cada diez niños, de entre 9 y 12 años, prefieren jugar con su gato o su perro antes que los videojuegos.
Asimismo, los lazos afectivos con el animal de compañía son los que mejor les hacen superar la sensación de miedo o tristeza, pues el niño recurre de forma habitual a su mascota para abrazarla y encontrar alivio en estas situaciones, y busca a su perro o gato como fuente de consuelo “en la misma medida que a sus padres” cuando se le presenta un problema, según indica el estudio.
Según explica a Efe el doctor Jaume Fatjó, director de la Cátedra Fundación Affinity Animales y Salud de la UAB: “Los perros entran a formar parte de la red social de sus propietarios. Así, un perro proporciona, no solo compañía, sino también apoyo emocional en momentos de dificultad”.
Según Fatjó, el perro presenta dos características muy atractivas: disponibilidad y confidencialidad.
“Su disponibilidad es siempre total y ello encaja con la frase que tantas veces oímos de propietarios de perros de “siempre está allí cuando lo necesito”, y esto es particularmente importante para aquellos propietarios con una red social comprometida, como muchas personas mayores. Su confidencialidad es, en todo caso, obligada, pero al parecer efectiva”, explica este experto.
Respecto de la idea de que, con el paso de los años y la convivencia, algunos perros adoptan conductas o rasgos propios de sus amos, para Fatjó “existe mucha leyenda urbana alrededor de esta cuestión y la investigación sobre este tema es limitada”.
¿LOS HUMANOS INFLUYEN EN SUS MASCOTAS?
“Algunos estudios científicos sugieren que algunos rasgos de temperamento del propietario pueden influir en el comportamiento de su perro, según indicaban hace unos años los expertos etólogos de la Universidad de Cambridge (Reino Unido)”, señala Fatjó.
“Sin embargo, ello no significa ni mucho menos que la conducta del perro se parezca a la del dueño”, matiza este doctor en veterinaria y especialista europeo certificado en medicina del comportamiento de animales de compañía.
“No obstante, otro estudio aparecido hace apenas un año plantea la posibilidad de que algunos rasgos de personalidad del dueño puedan reflejarse en rasgos de temperamento similares en su perro, por lo que será necesaria más investigación para responder de forma adecuada a esta cuestión”, indica Fatjó a Efe.
El doctor Fatjó se muestra escéptico respecto de que el contacto continuado de un perro con las personas o su propietario puede de alguna manera “humanizar” a este animal de compañía, ya que “en la convivencia con el ser humano, un perro conserva los rasgos fundamentales de comportamiento de su especie”.
Sin embargo –explica el director de la cátedra ‘Animales y Salud- “sí es cierto que muchos aspectos del comportamiento del perro coinciden con nuestra forma de ser y, por ello, suponemos que la relación es tan intensa”.
“Al igual que nosotros, los canes son animales gregarios, a los que les encanta vivir en grupo y que forman vínculos emocionales muy fuertes y duraderos con quienes conviven”, añade este veterinario.
Consultado sobre el reciente estudio de la universidad húngara Eötvös Loránd, que indica que los perros pueden aprender e imitan las acciones de los humanos, Fatjó señala que “la complejidad del cerebro sigue el mismo principio de continuidad entre especies que observamos en otros aspectos de la evolución biológica. Así, muchas de nuestras habilidades cognitivas existen ya en otras especies de mamíferos”.
“Después de los grandes simios, los perros son considerados una especie de una complejidad cognitiva notable. Por ejemplo, un perro es capaz de utilizar mapas mentales para orientarse, de reconciliarse después de un conflicto y hasta de detectar una situación de desigualdad entre él y otro perro”, señala Fatjó.
“Además, el proceso de domesticación ha potenciado la capacidad del perro para leer el lenguaje corporal humano e incluso imitarlo, tal y como sugieren algunas investigaciones recientes”, remata este investigador.
Ricardo Segura.
Efe Reportajes