Rodrigo Díaz M.
El impuesto federal sobre el carbono aumentará un 25% mañana, hasta un total de 50 dólares por tonelada de emisiones.
En las gasolineras, los federales calculan que eso supone 2,2 céntimos más por litro de gasolina, llegando a un total de 11 céntimos por litro.
El aumento afectará a los automovilistas de Ontario, Alberta, Saskatchewan y Manitoba, provincias que no cuentan con sus propios sistemas de tarificación del carbono.
Las inminentes subidas se producen después de que la bajada de los precios del petróleo relajara el vertiginoso aumento del coste de la gasolina, que se ha visto afectado por la guerra entre Ucrania y Rusia.
Los precios bajaron casi nueve céntimos por litro ayer en el área de Toronto y se prevé que bajen otro céntimo más para el final de día de hoy.
Sin embargo, el alivio podría durar poco, ya que predice que el aumento del impuesto sobre el carbono contribuirá a un aumento general de los precios a partir del viernes y entrando al fin de semana en Ontario.
La subida de la carbon tax también contribuye a los costes adicionales de otros artículos del presupuesto familiar.
La industria canadiense del transporte por camión influye en los precios de los alimentos y otros productos transportados.
El gobierno federal ha afirmado que ocho de cada diez familias canadienses verán un beneficio neto del plan de precios del carbono gracias al Incentivo de Acción Climática.
El reembolso puede reclamarse a través de los impuestos federales. Este año, el reembolso será trimestral y comenzará con un pago doble en julio.
Pero la longevidad de esa reclamación ha sido puesta en duda últimamente por el Parliamentary Budget Officer (PBO), el organismo de control financiero del gobierno.
En un informe publicado la semana pasada, el funcionario del PBO dijo que la mayor parte de los hogares afectados por el impuesto federal sobre el carbono verían un “impacto económico general negativo” del plan para 2030-31.
Aunque Canadá ha avanzado en el desarrollo de la energía nuclear y de fuentes de combustible más sostenibles, la economía del país sigue dependiendo del petróleo y el gas y muchos dudad si este es el momento para acelerar la transición hacia las formas de energía alternativas.
Otros han argumentado que la guerra de Ucrania ha demostrado la excesiva dependencia de Canadá y del mundo en los combustibles fósiles y están de acuerdo en que se acelere la transición mundial para abandonar el petróleo y el gas.