Susana Donan
En medio de una creciente crisis de vivienda en Canadá, el gobierno federal ha dado un paso importante al anunciar un plan para convertir más de 50 propiedades gubernamentales en viviendas asequibles. Esta iniciativa, presentada por el ministro de Vivienda, Sean Fraser, promete aumentar la oferta de viviendas accesibles para los canadienses y aliviar las presiones en el mercado inmobiliario.
El anuncio se realizó en Halifax y el gobierno planea abordar la crisis de vivienda que afecta a millones de ciudadanos. Las propiedades incluyen antiguas bases militares, sitios de Canadá Post y edificios de oficinas federales, muchos de los cuales anteriormente estaban destinados a la venta. Sin embargo, bajo el nuevo plan, estas tierras serán ofrecidas a desarrolladores a través de arrendamientos a largo plazo en lugar de ser vendidas. El objetivo es mantener el control público sobre estas tierras y garantizar que las viviendas construidas sobre ellas permanezcan asequibles a largo plazo.
La disponibilidad de tierras públicas para la construcción de viviendas promete reducir los costos de construcción, lo que, según Fraser, eventualmente disminuirá el costo de vida. Con la oferta de tierras en 28 municipios a lo largo de siete provincias, el programa tiene el potencial de expandirse a medida que se identifiquen más propiedades subutilizadas o vacantes.
La implementación de este plan no está exenta de críticas. Los conservadores, liderados por Scott Atchison, han señalado que esta promesa no es nueva. En su opinión, el gobierno liberal lleva desde 2015 anunciando iniciativas similares, pero sin lograr resultados concretos. Según Atchison, han tardado nueve años en identificar las primeras propiedades donde se podría construir. El plan conservador, en cambio, propone vender un 15% de los edificios federales para convertirlos en viviendas, una solución que, según ellos, tendría un impacto más rápido y directo en el mercado.
El primer ministro Justin Trudeau no tardó en responder a estas críticas, señalando que el líder conservador, Pierre Poilievre, solo busca vender propiedades para obtener un beneficio rápido, sin preocuparse por las necesidades a largo plazo de los canadienses.
El gobierno ya ha comenzado a solicitar propuestas a desarrolladores para cinco propiedades específicas en Calgary, Edmonton, Toronto, Ottawa y Montreal. Se espera que la construcción en estas áreas comience en la primera mitad de 2025, un paso importante hacia la meta del gobierno de construir 3,87 millones de viviendas nuevas en los próximos siete años. Esto sería un intento de cubrir la brecha estimada de entre 3,1 y 3,5 millones de viviendas necesarias para el año 2031.
A pesar de los desafíos y las críticas, esta iniciativa representa una oportunidad significativa para abordar el problema de la asequibilidad de la vivienda en Canadá. Con el enfoque puesto en la oferta, el gobierno busca aliviar las presiones del mercado y dar un respiro a los ciudadanos que enfrentan precios de viviendas y alquileres cada vez más inalcanzables.
Este esfuerzo por reconvertir propiedades gubernamentales en viviendas asequibles es solo un componente dentro de un panorama más amplio de reformas necesarias para aliviar la crisis habitacional y económica en Canadá. La pregunta es si estos esfuerzos serán suficientes y si llegarán a tiempo para marcar la diferencia.