Rodrigo Díaz M.
Un nuevo informe publicado por Equifax Canadá muestra que el fraude en el sector de los automóviles ha aumentado un 54% de un año a otro, y la oficina de crédito afirma que se debe en gran medida a la continua prevalencia de la usurpación de identidad y la falsificación de solicitudes de crédito.
El fraude de primera parte, donde el prestatario puede utilizar sus propias credenciales, pero cambiar algo como los ingresos de empleo, es el tipo más común de tergiversación, algo que es ilegal. A ello contribuyen costes como el alquiler, las hipotecas, las tasas de interés, las próximas renovaciones de hipotecas y un mercado laboral difícil.
Aunque los concesionarios suelen realizar una comprobación crediticia antes de entregar un coche, Equifax ha observado fraudes de primera mano “en todos los ámbitos”, tanto por parte de los principales prestamistas como de empresas por debajo de la categoría de primera.
El fraude de automóviles se ha convertido en un reclamo para los delincuentes, sobre todo porque, en su opinión, hay pocos recursos, ya que puede ser difícil identificar al autor y llevarle ante la justicia.
El alto valor de los activos involucrados el fraude automovilístico es muy atractivo para los delincuentes. Se trata de un activo relativamente líquido en comparación con otros artículos, que pueden revender con bastante rapidez y enviar al extranjero.
Con la cantidad de tecnología fácilmente disponible, el fraude de identidad ha pasado ahora un nivel más amplio a través de mensajes de texto o estafas de phishing.
Equifax afirma que los consumidores de más edad con altas puntuaciones crediticias están cada vez más en el punto de mira, en parte porque pueden ser “menos espabilados” a la hora de detectar estas estafas.
Pero Equifax advierte de que no sólo se está produciendo el robo de identidad habitual y se está utilizando para el fraude de automóviles.
El fraude de identidad sintética aumentó del 2,8% en el segundo trimestre del 2023 al 8% este año. En este tipo de fraude, el delincuente combina datos reales y falsos para crear nuevas identidades, como cambiar la fecha de nacimiento o el nombre.
Para los canadienses que cometen fraude de primera mano, puede suponer ganancias a corto plazo para el consumidor, pero a largo plazo pueden surgir denegaciones de préstamos, créditos dañados e incluso problemas legales.