Rodrigo Díaz M.
Las agencias de inteligencia estadounidenses no encontraron pruebas directas de que la pandemia del COVID-19 tuviera su origen en un incidente ocurrido en el Instituto de Virología de Wuhan (China), según un informe desclasificado.
Sin embargo, el informe de cuatro páginas señala que las agencias de inteligencia aún no pueden descartar la posibilidad de que el virus proceda de un laboratorio y no han podido descubrir los orígenes de la pandemia.
“La Agencia Central de Inteligencia y otra agencia siguen sin poder determinar el origen preciso de la pandemia del COVID-19, ya que ambas hipótesis se basan en suposiciones significativas o se enfrentan a desafíos con informes contradictorios”, decía el informe.
Las agencias afirmaron que, aunque en el instituto de Wuhan (WIV) se había realizado un “extenso trabajo” sobre los coronavirus, no habían encontrado pruebas de un incidente específico que pudiera haber causado el brote.
“Seguimos sin tener indicios de que entre las reservas de investigación del WIV anteriores a la pandemia se incluyera el SARSCoV-2 o un progenitor cercano, ni pruebas directas de que se produjera un incidente específico relacionado con la investigación en el que estuviera implicado personal del WIV antes de la pandemia que pudiera haber causado la pandemia del COVID-19”, decía el informe.
Los orígenes de la pandemia han sido objeto de un furibundo debate en Estados Unidos desde poco después de que se notificaran los primeros casos humanos en Wuhan a finales del 2019.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, firmó en marzo un proyecto de ley que desclasifica información relacionada con los orígenes de la pandemia.
Biden dijo en el momento de la firma que compartía el objetivo del Congreso de divulgar toda la información posible sobre el origen del COVID-19.
El debate se avivó con un informe del Wall Street Journal en febrero según el cual el Departamento de Energía de los Estados Unidos había evaluado con “baja confianza” en un informe clasificado de inteligencia que la pandemia surgió muy probablemente de una filtración de un laboratorio chino, una evaluación que Pekín niega.
El director del FBI, Christopher Wray, dijo el 28 de febrero que su agencia había evaluado durante algún tiempo que el origen de la pandemia era “muy probablemente un posible incidente de laboratorio” en la ciudad china de Wuhan. China dijo que esta afirmación no tenía “ninguna credibilidad”.
Hasta el día de hoy, otras cuatro agencias estadounidenses seguían considerando que el COVID-19 era probablemente el resultado de una transmisión natural, mientras que dos estaban indecisas