Son muy pocos los miembros del servicio exterior hispano / latinoamericano que se han hecho populares en su quehacer consular en Toronto. Este es el caso de Oscar Armando Toledo, cónsul general de la República Centroamericana de El Salvador, quien llegó el 26 de marzo del 2010 y no se encerró en su “Torre de Marfil” para dedicarse sólo a funciones burocráticas.
Por Francisco Reyes
TORONTO. Antes de presentársele la oportunidad de dirigir la sede consular en la primera metrópoli de Canadá, Oscar Toledo realizaba labores docentes en la carrera de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de El Salvador, en la que creó la categoría de proyectos de desarrollo y cooperación internacional.
Además, trabajaba en la Secretaría de Integración Centroamericana (SIECA), con sede en El Salvador.
“Yo era encargado de proyectos de desarrollo”, expresó en declaraciones brindadas en su oficina del 425 Bloor Street E.
Al ser cuestionado sobre su nombramiento como cónsul general en Toronto, dijo que se sentía muy cómodo en sus labores docentes y en su trabajo en aquella secretaría. “Con el cambio del primer gobierno socialista, el de Mauricio Funes, uno de sus vice ministros del Servicio Exterior era conocido mío. Habíamos trabajado juntos en proyectos de desarrollo en el Programa Mundial de Alimentos en El Salvador. Nos vimos en una reunión y me hizo la oferta de venir a desempeñar esa función diplomática en Canadá”.
La decisión demoró, pues no tomó en serio la oferta. Pero luego, al consultar con su esposa, ella vio en ésta la oportunidad de rendir un gran servicio a su patria. Meses después, informó a su amigo que aceptaba viajar a Toronto para esa función diplomática.
Al llegar al consulado salvadoreño en esta ciudad encontró algunos conflictos internos que pudo resolver con diplomacia y presentar una visión distinta a la que se tenía de los cónsules anteriores, acercándose más a los miembros de la comunidad salvadoreña de Toronto y sus vecindades.
“Mi adaptación fue al principio un poco duro, como parte de un proceso, pero luego, relativamente fácil. Me encontré con una comunidad salvadoreña que me abrió sus puertas y eso me facilitó el trabajo. Todo esto, unido a que me gusta acercarme a las personas para ayudarlas cuando se tiene la posibilidad de hacerlo. El trabajo estaba hecho para mi personalidad”, relató.
Abundó que su relación con los miembros de la comunidad salvadoreña “no sólo llenaron mis expectativas, sino que la sobrepasaron. Para mí, fue una comunidad abierta desde el principio. Me tomaron como uno de los suyos y me apoyaron. Sin la comunidad salvadoreña no se pueden hacer logros en el consulado. Ellos han sido el pivote del éxito del trabajo que se ha hecho”.
Dijo que su relación con organizaciones salvadoreñas en Toronto, “ha sido excelente”. Sus dirigentes “han sido la mano derecha de este consulado. Sin ellos no hubieran podido realizarse muchas actividades”. Citó como ejemplo a Eusebio García, de la Asociación Salvadoreño Canadiense (ASALCA), que “nunca me negó el apoyo, al igual que otros compañeros de las organizaciones políticas”.
En cuanto al apoyo del consulado a la gestión cultural de los salvadoreños destacó que “esa es una de las premisas más fuerte que hemos trabajado, especialmente, junto al Consejo Canadiense de la Herencia Hispano Latinoamericana (CCHH), promoviendo nuestra cultura. El mundo cultural de Toronto es demasiado amplio. No te alcanza el tiempo para participar en cada una de las actividades de nuestras comunidades, sobre todo, cuando tienes que atender los asuntos oficiales del día a día con tu comunidad”.
“Obviamente –aclaró- cuando tienes casos serios, como una deportación, es más importante solucionar ese problema que irte a una actividad cultural a la que te han invitado”.
En su relación con jóvenes salvadoreños cursando carreras universitarias como estudiantes extranjeros, dijo que ha habido un acercamiento hacia ellos para resolverles problemas, como, por ejemplo, solicitar al gobierno canadiense extensión de sus visas y darles todo el apoyo en sus estudios.
Otro aspecto importante de su labor diplomática fue la relación armoniosa con los demás cónsules hispano-latinoamericanos. “Al principio fue una interacción casual, cuando coincidíamos en algún evento. Pero quiero resaltar la labor del Consulado de Colombia, a través de su proyecto ‘Colombia nos Une’ que facilitó nuestra integración en otros proyectos”.
“Estoy altamente agradecido con dicho consulado porque ha hecho posible que trabajemos mancomundamente con nuestras comunidades hispano-latinoamericanas”, enfatizó.
Al revelar su nueva función como Ministro Consejero de la Embajada de El Salvador en los Estados Unidos, con sede en Washington, dijo que “este nombramiento coincide con un momento crucial para los inmigrantes salvadoreños en los Estados Unidos, sobre todo, los que están bajo permisos temporales, dado que el presidente Donald Trump no renovará el TPS (Temporary Protected Status). Muchos serán deportados o tendrán que esconderse para no ser sacados a la fuerza”.
Abundó que, “con todas sus implicaciones, hemos aceptado el reto” de la nueva posición diplomática.
Finalmente, exhortó a la comunidad salvadoreña a acercarse más a su consulado. También hizo un llamado a los demás cónsules hispanos en Toronto a “seguir luchando por la unidad de nuestras comunidades”.
*Francisco Reyes puede ser contactado en [email protected]
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Fueron los años que Oscar Toledo fungió como Cónsul de El Salvador en Toronto
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“Me gusta acercarme a las personas para ayudarlas cuando se tiene la posibilidad de hacerlo. El trabajo estaba hecho para mi personalidad”, dijo el diplomático