La suspensión de las actividades académicas en varias partes del mundo debido a la pandemia podría tener consecuencias más graves de las pensadas.
Rodrigo Díaz M.
La interrupción de las actividades académicas derivada de la pandemia del COVID-19 provocará una pérdida de conocimientos que podría dar lugar a una caída del 1,5% en la producción económica mundial durante el resto del siglo, según estimó la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE, por sus siglas en inglés).
Para los Estados Unidos, eso representará una pérdida económica de 15,3 billones de dólares, dijo la OCDE en un informe publicado esta semana, con la cuenta subiendo aún más si la interrupción de la educación se extiende al próximo año académico.
“La pérdida de aprendizaje conducirá a la pérdida de habilidades, y las habilidades que las personas tienen se relacionan con su productividad”, señala el informe, explicando la caída prevista del PIB mundial.
Los gobiernos de todo el mundo cerraron las escuelas para frenar la propagación de COVID-19, en la mayoría de los casos durante unas 10 semanas, o un tercio de un año académico estándar.
Uno de los efectos fue ampliar las diferencias de oportunidades educativas entre los ricos y los pobres. A los niños con acceso a Internet, computadoras y familias solidarias les fue mejor.
“Los estudiantes de entornos privilegiados podían pasar de las puertas cerradas de las escuelas a oportunidades de aprendizaje alternativas pero los que procedían de entornos desfavorecidos a menudo permanecían excluidos cuando se cerraban las escuelas”, según el informe.
Incluso después de que las escuelas reabran sus puertas, siguen existiendo grandes desafíos para la educación, según el informe de la OCDE. Las escuelas deben encontrar la forma de reabrir sus puertas sin causar un nuevo aumento de las infecciones, lo cual no ha ocurrido. Al menos en Canadá.
Con las economías contrayéndose, existe el riesgo de que los presupuestos de educación se reduzcan, según el informe. Y las universidades y colleges tendrán que reinventarse a sí mismas para seguir siendo atractivas para los estudiantes, incluso cuando tendrán que ofrecer gran parte de su contenido curricular en formato online.