Rodrigo Díaz M.
Si no había oído hablar antes de la regla Sahm, probablemente lo haya hecho ahora.
Nombrada en honor de Claudia Sahm, ex funcionaria de la Reserva Federal, la regla sostiene que una recesión ya está en marcha si el promedio de tres meses de la tasa de desempleo sube medio punto porcentual desde su mínimo del año pasado. El viernes pasado se superó ese umbral, y todo cambió.
El aumento de la tasa de desempleo en Estados Unidos hasta el 4,3%, tras otros datos económicos débiles, fue la gota que colmó el vaso, y la reacción del mercado ha sido rápida y brutal.
El lunes, mientras los mercados canadienses permanecían cerrados por vacaciones, el índice S&P 500 cayó un 3% en su peor jornada en casi dos años y el índice VIX, el “indicador del miedo” de Wall Street, registró la mayor subida de su historia.
Semanas atrás, los mercados estaban seguros de un aterrizaje suave; ahora los inversores temen que la Reserva Federal haya tardado demasiado en recortar los tipos de interés.
El viernes, el rendimiento de la deuda estadounidense a 10 años se desplomó un 9,8% respecto a la semana anterior. No se producía una caída tan pronunciada desde la crisis financiera mundial. De hecho, sólo se han producido tres caídas de este tipo desde 1962, y ninguna de ellas fue buena.
Tal es el pánico, que en un momento dado el lunes el mercado estaba valorando en un 60% la posibilidad de un recorte de emergencia esta misma próxima semana.
Todo esto afecta también a Canadá, donde los economistas están cambiando sus previsiones.
BMO espera recortes en cada una de las próximas cuatro decisiones del Banco de Canadá, lo que situaría la tasa de interés en el 3,5% en enero. El ciclo podría concluir a mediados del 2025 en el 3%, más de medio año antes de lo previsto.
Históricamente, tras la activación de la regla Sahm, la renta variable ha tenido un mal comportamiento, los activos refugio, el oro y el dólar estadounidense, han subido, y las materias primas han sufrido, según el banco central.
El economista canadiense Harold Innis describió en una ocasión este país como “cortadores de madera y sacadores de agua”, y los datos recientes sugieren que los recursos naturales siguen siendo uno de nuestros puntos fuertes.
El sector representó casi el 13% del producto interior bruto nominal en el 2022, la mayor proporción desde el 2014, según informó Statistics Canada la semana pasada. Alberta aportó el 38% del mismo, el 94% del cual procedió del sector energético.
Las exportaciones de recursos naturales aumentaron un 34% ese año, reflejando el repunte de la demanda y los precios tras la pandemia. Las exportaciones de energía se dispararon un 53%, las de minerales y minería un 18% y las de silvicultura un 14,5%.
Por otra parte, los mercados apuestan a que el Banco de Canadá recortará las tasas de interés en cada una de sus decisiones restantes este año, ya que el mercado laboral estadounidense parece relajarse más deprisa de lo previsto.
La tasa de desempleo estadounidense subió inesperadamente al 4,3% el viernes, lo que lleva a los mercados a pronosticar mayores recortes por parte de la Reserva Federal en el 2024. Algunos analistas, como los de Citigroup y JP Morgan, esperan ahora dos tandas de relajación de medio punto porcentual por parte de la Reserva Federal en sus dos próximas reuniones.
Aunque el gobernador del Banco de Canadá, Tiff Macklem, insiste en que el banco central fija su política de forma independiente, le resultará más cómodo bajar los costos de endeudamiento si el mayor socio comercial del país está a punto de sumarse a la tendencia mundial de recortar las tasas de interés.
Las economías de ambos países están profundamente entrelazadas, y es probable que una mayor debilidad en Estados Unidos se traslade a Canadá. Esto también permite a Macklem seguir normalizando los costos de endeudamiento sin preocuparse por adelantarse demasiado a la Reserva Federal y arriesgarse a sufrir las consecuencias.