Rodrigo Díaz M.
Después de casi dos años de escasez de suministros y de aumento de los costes debido a la pandemia del COVID-19, hay otra cosa que va a subir de precio este invierno: el gas natural.
Varios distribuidores de gas natural canadienses ya han incrementado sus tarifas.
FortisBC Energy Inc., la mayor distribuidora de gas natural de British Columbia, advirtió el mes pasado que aumentaría las tarifas a partir de este mes, y ahora se espera que la mayoría de los clientes paguen unos ocho dólares más al mes.
Enbridge Gas, de Ontario, dijo que el cliente residencial típico verá un aumento en su factura de entre siete y 44 dólares al año, dependiendo de la zona de residencia.
Manitoba Hydro ha dicho que la factura anual de un hogar promedio aumentará aproximadamente un 8,7%, y que algunos hogares podrán ver aumentos de hasta el 19%.
Pero el impacto del encarecimiento del gas natural va mucho más allá de las facturas de los servicios públicos y afectará sobre todo a los hogares de bajos ingresos, afirma Sohaib Shahid, director de Innovación Económica del Conference Board de Canadá.
Por un lado, el aumento de la factura de la calefacción incrementará los costes de la vivienda, que ya suponen casi un tercio del gasto anual total de los habitantes de Canadá que se encuentran en el 20% inferior de la distribución de la renta.
Adicionalmente, el aumento del coste del gas natural y de las materias primas también presiona al alza los precios de otros productos.
El encarecimiento de la energía, por ejemplo, as su vez encarece la producción, el transporte y el almacenamiento de los alimentos, otro importante lastre para el presupuesto de las familias con bajos ingresos.
Y, para los fabricantes que dependen del gas natural, la subida del precio de la energía podría ser el enésimo aumento de los costes después de meses de lucha con insumos más caros y dolores de cabeza en la cadena de suministro.
La razón por la que los precios del gas natural están subiendo le resultará familiar: la oferta no puede seguir el ritmo de la demanda.
A medida que las restricciones de salud se aflojan de nuevo y la actividad económica en todo el mundo se acelera, la necesidad de gas natural ha aumentado rápidamente. Al mismo tiempo, la incertidumbre de la pandemia mundial ha hecho que los productores se muestren reacios a realizar importantes inversiones de capital en nuevos programas de perforación, y los niveles de almacenamiento de gas natural en Canadá se encuentran en los niveles más bajos de los últimos cinco años.
Es el mismo desajuste entre la oferta y la demanda que ha afectado a todo tipo de materias primas y productos de consumo y que ha llevado la inflación en todo el mundo a máximos de varios años. En Canadá, la tasa de inflación anual alcanzó el 4,1% en agosto, un récord de 18 años.
Los esfuerzos por abandonar la producción de carbón y retirar las centrales nucleares también han aumentado la demanda de gas natural. Al mismo tiempo, los fenómenos meteorológicos extremos relacionados con el cambio climático han dado lugar a una producción energética inusualmente baja de otras fuentes de energía, incluidas las renovables.