Shannon, subsecretario de Estado de EE.UU. para Asuntos Políticos, se reunió con Kislyak “para dar seguimiento a las conversaciones recientes” entre los respectivos titulares de Exteriores, Rex Tillerson y Sergéi Lavrov, informó el Departamento de Estado en un comunicado.
También hablaron “del próximo encuentro entre los presidentes Trump y Putin”, que mantendrán su primera reunión cara a cara durante la cumbre de líderes del G20, que se celebrará este viernes y sábado en la ciudad alemana de Hamburgo.
El encuentro de hoy tenía, además, el objetivo de desbloquear un diálogo de alto nivel que comenzó en mayo entre el propio Shannon y el viceministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Riabkov.
Tras una primera reunión en Nueva York, Shannon preveía haber viajado hace unos días a San Petersburgo para reunirse con Riabkov, pero el Gobierno ruso decidió cancelar ese encuentro en respuesta a la ampliación de las sanciones de EE.UU. contra Rusia por el conflicto en Ucrania, anunciada por Washington a mediados de junio.
Hoy, Shannon y Kislyak “hablaron sobre la posibilidad de programar un nuevo encuentro entre Shannon y Riabkov, así como de esfuerzos para afrontar temas de interés mutuo en la relación bilateral”, indicó el Departamento de Estado, sin aclarar si hubo acuerdo para celebrar otra reunión entre los funcionarios.
La Casa Blanca ha asegurado que no hay una “agenda formal” para la reunión entre Trump y Putin, aunque el mandatario estadounidense quiere fomentar “áreas de cooperación” con el Kremlin en asuntos como las amenazas norcoreanas, la guerra civil siria o la campaña contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI).
Los asesores de Trump no han querido aclarar si el mandatario hablará con Putin de las investigaciones sobre la supuesta injerencia rusa en las elecciones de noviembre pasado en EE.UU., y sobre las posibles conexiones entre su campaña y el Kremlin.
En cuanto a Siria, Trump ha lanzado amenazas de una posible respuesta militar a un nuevo ataque químico por parte del régimen sirio, pero no hay señales por ahora de que su Gobierno esté verdaderamente interesado en resolver la guerra civil.
Según informó hoy la revista Foreign Policy, Tillerson le dijo la semana pasada al secretario general de la ONU, António Guterres, que el destino del líder sirio, Bachar al Asad, está en manos de Rusia, y que Estados Unidos prefiere centrarse en la lucha contra el Estado Islámico.
Esa postura no dista demasiado de la expresada públicamente por Tillerson en abril, cuando dijo que el futuro de Al Asad lo debían decidir los sirios, en un aparente cambio de postura respecto a la exigencia del Gobierno de Barack Obama de que el presidente de Siria debía dejar el poder para lograr una salida a la guerra.
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