En su visita a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Panamá, realizada del 22 al 27 de enero de este año, el Papa Francisco, dejó un claro mensaje sobre los tres flagelos que afectan la región de América Latina: los feminicidios, la corrupción y la migración. Inesperadamente, el Santo Padre, también se refirió al atentado terrorista ocurrido en Colombia y a la ‘grave’ situación política que atraviesa Venezuela.
Dentro de las actividades de la JMJ, Francisco tuvo un emotivo encuentro con los jóvenes privados de libertad, a quienes confesó y les dejó un mensaje de esperanza. En uno de sus primeros mensajes, el Pontífice condenó los feminicidios y aseguró que son una plaga en América Latina, al igual que las bandas criminales, el tráfico de drogas y la explotación sexual de menores.
Ciertamente, cada año se producen cientos de asesinatos de mujeres por su condición de género en la mayoría de los países latinoamericanos. Según cifras oficiales, más de 2.500 mujeres fallecen en un año producto de la violencia doméstica en la región. Y, bajo estos parámetros, 12 mujeres mueren asesinadas a diario en América Latina, es decir que hay un asesinato cada tres horas.
En otro de sus sermones, el Obispo de Roma, exhortó a los cristianos a tener la osadía de crear una cultura de mayor transparencia entre los gobiernos, del sector público y privado. El jefe de la Iglesia Católica le puso el dedo en la llaga a Panamá, considerado durante años un paraíso fiscal e invitó a sus gobernantes a vivir con austeridad y transparencia. Recordemos que el caso ‘Panama Papers’ y ‘Lava Jato-Odebrecht’ son, sin duda, los ejemplos más grandes de la corrupción y de tráfico de influencias con graves consecuencias para las economías de la región.
Su Santidad, en otro de sus discursos, se refirió también a los millones de migrantes que han dejado sus tierras escapando de la pobreza, la persecución política y la falta de perspectivas para el desarrollo de sus familias. Efectivamente, en los últimos años, por mencionar algún ejemplo, las políticas del régimen de Nicolás Maduro ha provocado la migración de al menos 5 millones de ciudadanos a países vecinos; asimismo, miles de personas de Guatemala, Honduras y El Salvador han migrado hacia México y Estados Unidos.
Los movimientos migratorios a causa de la falta de oportunidades y la violencia política han marcado la agenda regional y no encuentran respuesta en las clases políticas. Es más, han motivado expresiones discriminatorias y racistas tanto en Estados Unidos, cuyo presidente, Donald Trump, impulsa la construcción de un muro, como en otros sectores políticos reticentes a los migrantes. Sobre este particular, el Vicario de Cristo, dijo que ‘los hijos de Dios son creadores de puentes, no creadores de muros entre los hermanos’.
En la misa de clausura de la Jornada Mundial de la Juventud que contó con más de 300 mil peregrinos, el Papa, rindió un inesperado homenaje a los 20 cadetes muertos en el ataque terrorista en Colombia; además, Francisco pidió una solución ‘justa y pacífica’ para la crisis política que atraviesa Venezuela en la que se respeten los derechos humanos del pueblo, al que encomendó al amparo de la Virgen de Coromoto. “Pido al Señor que se busque y se logre una solución justa y pacífica para superar la crisis, respetando los derechos humanos y deseando exclusivamente el bien de todos los habitantes del país. Los invito a rezar poniendo bajo el amparo de Nuestra Señora de Coromoto, Patrona de Venezuela”, señaló el líder religioso.
La voz, los mensajes y los signos de paz del Papa Francisco siempre han sido oportunos para nuestra región. Ojalá los políticos, los gobernantes y los sectores influyentes de la sociedad tengan en cuenta estos mensajes proféticos y políticos, en este difícil e histórico momento que vive América Latina. Hacemos votos para que así sea.
Alexander Terrazas