El premier de Ontario le pide los gobiernos municipal y federal que le ayuden para que la feria no cierre definitivamente.
Rodrigo Díaz M.
Toronto se ha visto completamente sacudida por la noticia de que la Exposición Nacional Canadiense, el célebre carnaval que ha marcado el final del verano en la ciudad durante más de 140 años, tal vez no lo sea más después de haber sufrido pérdidas multimillonarias en ingresos debido a la pandemia.
Este año fue la primera vez desde la Segunda Guerra Mundial que la CNE tuvo que ser cancelada, con una iteración completamente en línea del evento internacionalmente aclamado que tuvo que ser suficiente para los más de 1,5 millones de visitantes anuales que tradicionalmente se reúnen para disfrutar de sus paseos, los juegos de verano, las ofertas de compras y la extravagante comida.
Debido a tal déficit la directiva de la CNE ha develado que esta podría ser la última exhibición que organicen en mucho tiempo si no resuelven su problema financiero.
El premier de Ontario, Doug Ford, está entre los residentes que ahora están alerta ante la perspectiva de perder la legendaria tradición de verano, e imploró a varios niveles del gobierno que cooperen para salvarla durante su sesión informativa de hoy.
“Todos han ido al CNE, estoy dispuesto a ayudar. Si la ciudad está dispuesta a ayudar y conseguimos que los federales ayuden, todos podemos colaborar porque es fundamental que mantengamos la CNE en marcha”, dijo.
Ford recordó que cuando era niño comía espaguetis de 25 centavos de Primo y goma de mascar Dubble Bubble en el edificio de comida de los Ex.
“Recuerdo que ir al CNE con 5 o 10 dólares y estar allí todo el día. Era divertido, y tenemos que ayudar. Es algo que no podemos dejar pasar, la historia de la CNE.”
El fin de semana que se avecina suele marcar los últimos días del evento, con los sonidos del Salón Aeronáutico Internacional Canadiense sirviendo como un presagio local del otoño.
Junto con Ford, la organización agrícola sin fines de lucro que administra la CNE está pidiendo apoyo gubernamental para continuar operando más allá del 2021. El impacto financiero de la cancelación de las festividades de 2020 ha representado una cuantiosa pérdida de 128 millones de dólares para la provincia.