El ácido úrico es un producto de deshecho que se forma cuando el organismo descompone unas sustancias denominadas purinas, que se encuentran en algunos alimentos y bebidas.
“Una de las principales consecuencias de la hiperuricemia, es decir, de los niveles elevados de ácido úrico en la sangre, es el depósito de cristales de urato monosódico en las articulaciones y en los tejidos periarticulares”, señala María Ahijón, reumatóloga del Hospital Carlos III de Madrid.
“Este depósito de cristales puede producir episodios de dolor y tumefacción articular conocidos como ataques de gota. Con el paso del tiempo, el depósito de cristales en los tejidos periarticulares puede dar lugar a nódulos palpables conocidos como tofos gotosos”, explica la especialista.
Por otra parte, “la hiperuricemia se asocia frecuentemente con el síndrome metabólico, que es la concurrencia de determinados factores de riesgo cardiovascular en un mismo sujeto”, precisa.
MÁS CASOS DE GOTA
Según indica la Sociedad Española de Reumatología (SER), los casos de gota han aumentado “de forma espectacular” en los países occidentales en las últimas décadas.
“Tomado como referencia los datos de Estados Unidos y Reino Unido, se podría estimar que la prevalencia (número de casos existentes por cada 1.000 habitantes) podría haber aumentado un 50% en estas dos décadas”, apunta Fernando Pérez Ruiz, portavoz de la SER.
La gota es una enfermedad ocasionada por un exceso de ácido úrico en la sangre que provoca la formación de unas sales que se depositan en las articulaciones y causan episodios de dolor intenso, describen los especialistas de la SER.
“Es la artritis más común y, si no se trata adecuadamente, puede dar lugar a lesiones articulares y afectar directamente la calidad de vida del paciente”, advierte esta organización.
El exceso de ácido úrico puede deberse a un aumento de la producción de esta sustancia, o bien a que los riñones no pueden eliminarlo de manera adecuada lo que, de hecho, ocurre con mayor frecuencia, indica el Colegio Americano de Reumatología.
Asimismo, subraya esta organización que la gota afecta a más de tres millones de estadounidenses.
“Esta afección y sus complicaciones se presentan con mayor frecuencia en hombres, mujeres postmenopáusicas y personas con enfermedad renal. Está estrechamente relacionada con la obesidad, la hipertensión, la hiperlipidemia (colesterol y triglicéridos elevados) y la diabetes. Además, por sus factores genéticos, la gota tiende a ser un rasgo de algunas familias”, expresa.
De igual modo, la Sociedad Española de Reumatologíaexplica que entre el 85% y el 90% de los pacientes con gota son hombre adultos, ya que las mujeres mantienen unos niveles de ácido úrico generalmente bajos durante toda su edad reproductiva.
No obstante, después de la menopausia sus niveles se acercan a los de los hombres. Es por ello que las féminas, salvo casos excepcionales, no padecen gota antes de la menopausia.
“Las mujeres cuentan con hormonas que favorecen la eliminación del ácido úrico por el riñón, por lo que tienen niveles de urato más bajos hasta la menopausia”, aclara el doctor Pérez Ruiz, portavoz de la SER.
MARISCOS Y CARNES ROJAS
Por su parte, el Colegio Americano de Reumatología señala que ciertos alimentos como los mariscos y las carnes rojas, las bebidas y productos azucarados con un alto contenido en fructosa, el alcohol y algunos medicamentos pueden elevar los niveles de ácido úrico.
Así, las personas con hiperuricemia deben seguir unas pautas de alimentación adecuadas. En este sentido, la doctora María Ahijón aconseja realizar entre tres y cinco comidas al día para evitar períodos prolongados de ayuno, ingerir agua en abundancia y llevar una dieta baja en purinas.
La reumatóloga recomienda disminuir el consumo de carnes rojas y vísceras así como evitar las bebidas alcohólicas, especialmente la cerveza pues, según explica, aumentan los niveles de ácido úrico en la sangre.
La especialista precisa que, dentro de los alimentos proteicos, los huevos son los más pobres en purinas y aconseja elegir pollo o pavo antes que otras carnes.
“Algunos de los alimentos permitidos que no aumentan los niveles de ácido úrico son los productos integrales, los refrescos light, los aceites vegetales, el pescado azul, la leche y sus derivados o las legumbres”, expone.
Siguiendo estas pautas, Ahijón recomienda un menú con desayuno, comida y cena para personas con hiperuricemia.
“El desayuno podría estar compuesto por un vaso de leche, aunque puede tomarse también café (pues se asocia a niveles menores de uricemia que el té) con pan o galletas integrales”, apunta.
Al medio día se puede elegir cualquier verdura o legumbre como primer plato, un pescado blanco, por ejemplo merluza, como segundo plato y fruta de postre, indica.
“En la cena se podría tomar un caldo de verduras o de carnes no grasas con un filete de pollo o pavo a la plancha y un yogur o fruta”, aconseja.
La doctora manifiesta que unos niveles bajos de ácido úrico en sangre mantenidos de forma prolongada tienen que ver con una desaparición de los tofos gotosos y con una disminución de los ataques de gota.
Además, “ante la posible relación entre la hiperuricemia y la enfermedad coronaria, se deben controlar otros factores de riesgo cardiovascular potencialmente modificables como son la obesidad o el tabaquismo y promover la práctica de ejercicio físico de forma regular”, destaca.
Purificación León.
EFE-REPORTAJES