Rodrigo Díaz M.
La Asamblea Nacional de Cuba ratificó la semana pasada al presidente Miguel Díaz-Canel para un nuevo mandato de cinco años, en una decisión para mantener la continuidad mientras la isla afronta una profunda crisis económica.
Los más de 400 diputados a la Asamblea que fueron ratificados por los votantes en marzo tomaron posesión de sus cargos a primera hora del miércoles y luego convocaron a la cámara para elegir a la cúpula del Gobierno y al presidente. Díaz-Canel obtuvo los votos de 459 de los 462 legisladores presentes.
El vicepresidente Salvador Valdés Mesa también fue ratificado, con 439 votos.
En su nuevo mandato, Díaz-Canel deberá hacer frente a una grave recesión provocada por la pandemia del COVID-19, a una inflación galopante desencadenada por una serie de decisiones de política financiera y a las estrictas sanciones impuestas por los Estados Unidos.
También deberá lidiar con el descontento de muchos cubanos, expresado en parte a través de las tasas récord de emigración a los Estados Unidos y otros países.
Entre las medidas en las que su equipo se centrará “inmediatamente”, dijo Díaz-Canel, están la producción de alimentos, el aumento de las exportaciones y el desarrollo de la “empresa socialista-estatal”.
Díaz-Canel, de 63 años de edad, se convirtió en el 2018 en el primer líder de Cuba en seis décadas que no se apellida Castro, después de que Raúl Castro pasara a un semi-retiro tras su etapa como presidente. Había tomado el relevo de su hermano, el líder revolucionario cubano Fidel Castro, en el 2016.
El país tenía entonces “esperanzas de cambios políticos y económicos”, pero con Díaz-Canel la economía se ha hundido, con una caída del PIB del 11% en el 2020, tras el paso de la pandemia. La inflación de enero a octubre del año pasado fue del 40% en los tipos oficiales, y aún más si se tiene en cuenta el mercado negro.
En julio del 2021, Díaz-Canel se enfrentó a la primera gran oleada de protestas del país en al menos dos décadas, que dejó un muerto, tiendas destrozadas y coches destruidos y que el gobierno acusó a grupos de los Estados Unidos de fomentar.
Cuba vio partir a unos 330 mil isleños hacia Estados Unidos entre octubre del 2021 y diciembre del 2022, una cifra récord. Otros partieron hacia otros países de América Latina, y en Europa.
Los delegados a la Asamblea Nacional fueron elegidos en unas elecciones celebradas en marzo en las que no hubo contendientes de la oposición y en las que básicamente se pedía a los votantes que se limitaran a respaldar a los candidatos.
La mitad de los candidatos proceden de las asambleas municipales elegidas en las elecciones locales de noviembre, mientras que la otra mitad son propuestos por grupos que representan a amplios sectores de la sociedad, como los sindicatos de trabajadores. Todos son examinados por comités electorales vinculados al partido.
Los críticos del sistema político cubano sostienen que no da cabida a las voces de la oposición y que el parlamento apoya los deseos del Partido Comunista sin un debate sustancial. Pero las autoridades defienden el modelo como una forma de gobierno participativo que incorpora a todos los sectores sociales.