Según datos de la Federación Internacional de Diabetes, dos de cada cinco mujeres con la enfermedad están en edad reproductiva, lo que supone más de 60 millones de mujeres en el mundo.
Un problema habitual de las pacientes diabéticas son las infecciones por hongos. “La glucosa presente en su cuerpo crea el entorno perfecto para fomentar el crecimiento de hongos”, explica la Asociación Americana de Diabetes.
“Un estilo de vida saludable es una parte importante para el control efectivo de todos los tipos de diabetes y para ayudar a evitar complicaciones”, afirma la doctora Rebeca Reyes, especialista en endocrinología.
En la actualidad hay más de 199 millones de mujeres con diabetes, una cifra que se prevé que alcance los 313 millones en 2040, según datos de la Federación Internacional de Diabetes.
El 14 de noviembre, día internacional de la diabetes, se celebra este año bajo el lema “Mujeres y diabetes, nuestro derecho a un futuro saludable”. Esta campaña incide en la importancia de lograr que las mujeres con esta enfermedad o en riesgo de desarrollarla, tengan un acceso asequible y equitativo a las medicinas, la tecnología y la educación sobre autocuidados, esenciales para afrontarla.
La diabetes es una enfermedad crónica que aparece cuando el páncreas no produce suficiente insulina o bien cuando el organismo no es capaz de utilizar la insulina de manera eficaz.
La insulina tiene la función de hacer que la glucosa (azúcar) presente en la sangre penetre en las células para que estas puedan obtener energía. Así, el efecto que produce la diabetes es un incremento de los niveles de glucosa en la sangre, lo que se conoce como hiperglucemia.
Existen dos tipos principales de diabetes: tipo 1 , que es aquella en la que el páncreas no produce la insulina que el organismo necesita y la tipo 2, que “tiene su origen en la incapacidad del cuerpo para utilizar eficazmente la insulina, lo que a menudo es consecuencia del exceso de peso o de la inactividad física”, según detalla la Organización Mundial de la Salud (OMS).
También existe la diabetes gestacional, que corresponde a una hiperglucemia que ocurre durante el embarazo en mujeres que no tenían diabetes previamente.
La hiperglucemia puede ocasionar daños a largo plazo, especialmente en los nervios y en
los vasos sanguíneos.
“La retinopatía diabética es una causa importante de ceguera y es la consecuencia del daño de los pequeños vasos sanguíneos de la retina que se va acumulando a lo largo del tiempo. El 2,6% de los casos mundiales de ceguera es consecuencia de la diabetes”, apunta la OMS.
Asimismo, esta entidad señala que los adultos con diabetes tienen un riesgo de dos a tres veces mayor de infarto de miocardio y accidente cerebrovascular.
RIESGOS FEMENINOS.
Además, la diabetes tiene notables consecuencias en la salud femenina. Un problema habitual de las pacientes diabéticas son las infecciones por hongos. “La glucosa presente en su cuerpo crea el entorno perfecto para fomentar el crecimiento de hongos”, explica la Asociación Americana de Diabetes.
De igual modo, esta entidad explica que algunos fármacos utilizados para el tratamiento de la diabetes pueden influir en la eficacia de los métodos anticonceptivos.
“Los medicamentos orales llamados tiazolidinedionas pueden hacer que las mujeres que no están ovulando y todavía no han pasado la menopausia vuelvan a ovular, lo que hace que puedan concebir. Además, es posible que los anticonceptivos orales sean menos eficaces cuando se toma este medicamento”, apunta esta entidad.
En lo relativo a las pastillas anticonceptivas, la Asociación Americana de Diabetes aclara que pueden hacer que se incrementen los niveles de glucosa.
“Usarlas más de un año o dos, también puede aumentar el riesgo de complicaciones. Por ejemplo, si cuando toma la pastilla, le sube la presión, esto puede hacer crecer la probabilidad de que empeoren las enfermedades de los ojos o de los riñones”, apunta.
Estas cuestiones son especialmente relevantes dado que, según datos de la Federación Internacional de Diabetes, dos de cada cinco mujeres con la enfermedad están en edad reproductiva, lo que supone más de 60 millones de mujeres en el mundo.
Este organismo reivindica que todas las mujeres con diabetes deberían tener acceso a servicios de planificación antes de la concepción para reducir los riesgos durante el embarazo.
DIABETES GESTACIONAL.
También puede ocurrir que mujeres que no tenían diabetes presenten unos niveles elevados de glucosa en sangre durante el embarazo, lo que se conoce como diabetes gestacional.
Según indica la Federación Internacional de Diabetes, uno de cada siete nacimientos se ve afectado por la diabetes gestacional.
“No sabemos qué causa la diabetes gestacional, pero tenemos ciertas pistas. Las hormonas de la placenta contribuyen al desarrollo del bebé pero también bloquean la acción de la insulina en el cuerpo de la madre. La diabetes gestacional se inicia cuando el organismo no puede producir ni utilizar toda la insulina que necesita para el embarazo.
Sin suficiente insulina, la glucosa no puede salir de la sangre y entrar en las células para convertirse en energía. Por lo tanto, se acumula y se produce la hiperglucemia”, describen los especialistas de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
Del mismo modo, señalan que si se tiene diabetes gestacional en un primer embarazo, la probabilidad de que reaparezca en embarazos futuros es mucho mayor.
Además, “las mujeres que han tenido diabetes gestacional tienen una probabilidad siete veces más alta de presentar diabetes tipo 2 en el futuro que aquellas que no tuvieron diabetes durante el embarazo”, apuntan.
Los expertos de la SEEN detallan que la diabetes gestacional puede producir complicaciones durante el embarazo. De hecho, las gestantes con esta patología sufren hipertensión con mayor frecuencia, incluso su forma más grave: la preeclampsia, hipertensión arterial que daña a los riñones provocando la pérdida de proteínas por la orina. En caso de no ser controlada podría poner en serio peligro la vida de la madre y del feto.
La diabetes gestacional también implica un riesgo más alto de que el bebé nazca prematuro y de complicaciones en el parto, con una mayor frecuencia de cesáreas.
Asimismo, puede haber efectos a largo plazo. “Es muy importante diagnosticar la diabetes gestacional para prevenir que, en el futuro, la madre o el recién nacido desarrollen diabetes tipo 2, pues su riesgo es de dos a tres veces superior al de la población normal”, manifiestan.
Para prevenir la diabetes gestacional, la SEEN recomienda, entre otras medidas, realizar ejercicio físico moderado y tener una alimentación sana. En este sentido, la doctora Rebeca Reyes, especialista en endocrinología, afirma que un estilo de vida saludable “es una parte importante para el control efectivo de todos los tipos de diabetes y para ayudar a evitar complicaciones”.