Por Raúl A. Pinto
En la ilustre y caleidoscópica carrera de Hayao Miyazaki, los rumores de retiro se han vuelto tan familiares como esos mundos encantados que el mismo crea. Pero helo aquí, presentando “The Boy and the Heron”, estrenada internacionalmente en el TIFF 2023, y mundialmente en Japón durante el verano, donde se convirtió en un exitazo de taquilla, a pesar de haber tenido una nula estrategia de marketing: sin trailers y sin información previa, solo el póster.
El fin de semana recién pasado esta belleza de film emerge como un sincero testimonio del genio perdurable de este maestro de 82 años. ¿Recuerdan cuando todos pensábamos que “El Viento se Levanta” seria su última película?. Vaya a ver “El Niño y la Garza”, y lo perdonará como lo hice yo.
El titulo original de la película es “¿Como vives?” dando a entender que esta es una adaptación de la novela de Genzaburō Yoshino de fines de los años 30, y un clásico de la literatura nipona. Pero como siempre, en todo lo creado por el director como por su amado (nuestro amado!) estudio Ghibli, nada es como parece. La película hace referencia literal al libro, y toma alguno de sus elementos originales, pero no es una adaptación como tal.
En “El Niño y la Garza” se cuenta la historia de Mahito, un niño de 11 años que lucha por vivir el duelo por la terrible pérdida de su madre en el Tokio de la posguerra. Hay cierta falta de ritmo con el guion, algo que Miyazaki nunca hace, y ha hecho que algunos críticos digan que la cinta es lenta o aburrida. Si ud es fans del realizador, no le importará, y se irá por un tubo a disfrutar del reino-mágico-dentro-de-una-torre construida por el tío abuelo de Mahito y todos sus devenires.
Y para qué hablar del estilo visual: de hecho, siempre me emociona el hecho que la animación sea UNO de los puntos magníficos de esta película. Y vaya que vale la pena ver este baile intrincado de creaciones fantásticas y realidades fundamentadas. Las exuberantes imágenes y los personajes caprichosos (que incluye garzas mágicas, criaturas temibles pero entrañables, brujas medio humanas que evocan mundos impresionantes y cuanto hay…) navegan por las complejidades del viaje de Mahito sin sobresaltos, presentando elementos de tierra, agua, aire y fuego para construir un universo donde las fronteras entre la realidad y la ensoñación se desdibujan.
En la tradicional narrativa ghibiliana, que deambula entre lo ordinario y lo sobrenatural, la película nos trae mementos de casi todo lo que Miyazaki ha hecho en cine – para algunos, un punto en contra- pero se erige como una exploración familiar y cautivadora de los lazos familiares y el poder transformador que puede tener el dolor de forma aislada al resto de su filmografía. Como lo decía, inspirándose, pero no imbuyéndose, en la novela de Genzaburo Yoshino, la película refleja sutilmente experiencias del cineasta, repetidas muchas veces, en “El Viaje de Chihiro”, “EL Castillo Ambulante” y hasta “Porco Rosso” en algunas ocasiones. Y si esto ya se ha visto. ¿Cuál es el problema?. “El Niño y la Garza” (búsquela en Canada como “The Boy and the Heron”) es un capítulo conmovedor en el legado continuo de un virtuoso narrador. Disponible en salas.