Por Raúl A. Pinto
ENTREVISTA CON MAITE ALBERDI Y PAULINA URRUTIA
Dirigida por la brillante documentalista chilena Maite Alberdi, y nominada al Oscar al Mejor Documental. “La Memoria Eterna,” es su mejor cinta a la fecha para una cineasta con una trayectoria impecable. La película se erige como un portentoso y conmovedor tributo al legado perdurable del periodista y realizador Augusto Góngora, autor, activista político y presentador de televisión fallecido recientemente a los 71 años.
El documental, galardonado en el Festival de Cine de Sundance como Mejor Documental Internacional, además de un exitoso paso por el Festival Hot Docs 2023, y nominado al Oscar al Mejor Documental, captura de manera admirable el notable recorrido de Góngora a través de su vida, enfatizando sus luchas, logros y fidelidad inquebrantable, al mismo tiempo que él y su pareja, la actriz y gestora cultural Paulina Urrutia, avanzan con desazón creciente por el terreno desafiante de la enfermedad de Alzheimer.
Mas tarde, la dedicación de Góngora por mostrar cortometrajes chilenos en las noches tardías, junto con sus inteligentes y a la vez pedestres, traviesas, conversaciones con cineastas, demostraban no solo su pasión por el oficio, sino también su compromiso genuino de nutrir la televisión pública con el arte de la narración cinematográfica. Su curiosidad genuina y sus preguntas perspicaces sirvieron como una luz guía para aspirantes a cineastas y críticos de cine. Su legado como conocedor cultural y defensor de la expresión artística eran innegables, y “La Memoria Eterna” encapsula bellamente esta faceta del presentador.
A medida que Chile aún lamenta la partida de Augusto Góngora, “La Memoria Infinita” emerge no solo como un documental sobre el Alzheimer, sino como un profundo homenaje a un hombre cuya influencia trascendió pantallas y fronteras. La dirección sensible de Maite Alberdi, tal como en “La Once”, “Los Niños”, y “El Agente Topo”, está en los pequeños detalles, interesada en capturar momentos por sobre tecnicismos, con trozos de la vida diaria a los que las personas olvidadas, o por olvidar, se aferran con locura, incluso sin darse cuenta.
En este caso, Alberdi ilumina las dimensiones multifacéticas de la vida de Augusto y Paulina, desde sus papeles como portadores culturales, hasta las profundidades de la vulnerabilidad de ambos para enfrentar el Alzheimer. La película, al igual que sus protagonistas, logra un delicado equilibrio entre poder y fragilidad, dejándonos al final una historia de amor inolvidable.
Disponible en Hollywood Suite. Título en inglés: “The Eternal Memory”.
***En lo personal, todavía recuerdo la primera vez que me encontré con Augusto Góngora, una presencia carismática y enigmática en la televisión chilena. Al dar la medianoche, él aparecía en la pantalla, una vez por semana, presentando su programa “Cine Video”, una rareza en la pantalla chica de mi país dedicada exclusivamente al mundo del cine. Aunque mis padres a esa hora a menudo optaban por las noticias, y me enviaban a la cama para prepararme para ir a la escuela, el atractivo de “Cine Video” dejó una huella indeleble en mí. Ahora que vivo en Norteamérica, creo que Augusto era la personificación de lo que es ser “cool”: una actitud fresca y entusiasta, que me hacía sentir que los sueños de hacer cine estaban al alcance, incluso para un niño de población con recursos limitados como yo.
Una sola vez me lo encontré en persona. Fue durante la Feria Internacional del Libro en Santiago, Chile, alrededor de 2005. Mientras me quedaba atónito frente a mi ídolo, balbucee una conversación de diez minutos en torno a la legendaria directora italiana Lina Wertmüller. Augusto me dio la locación precisa de dónde encontrar su película “Siete Bellezas” (Pasqualino Settebellezze) en una tienda local del desaparecido Blockbuster.
El legado de Augusto Góngora está intrínsecamente entrelazado con la notable mujer a su lado, Paulina Urrutia. Su presencia en “La Memoria Inifinita” es un testimonio de su compromiso inquebrantable tanto como pareja amorosa como cuidadora dedicada. El esplendor de Urrutia como actriz y sus sólidas contribuciones como Ministra de Cultura subrayan aún más sus cualidades excepcionales. Ella no fue solo su cuidadora. Fue lo mejor que le pudo haber pasado en la vida.
Gracias a este documental, me siento un poco pagado por el hecho que la dirección que don Augusto Góngora me dio, la del Blockbuster mencionado, no tenía la película recomendada, y nadie allí sabia de ella.