Por Raúl A. Pinto
No sabría decirles respecto a su perfección, pero las cintas del director Uruguayo Fede Álvarez nunca fallan en entretener y absorber al público. Así que, digamos que, en lo referente a historias que atrapan, sus cintas “Evil Dead”, “Don’t Breath” y The Girl in the Spider Web” funcionan muy bien.
Y eso le ha hecho merecedor de continuar el legado de Alien, estrenando esta semana “Alien: Romulus”, coescrita por el mismo Álvarez y su colaborador habitual, Rodo Sayagues. Con producción de don Ridley Scott, esta es la novena entrega de la franquicia, ambientada en el año 2142, insertando el relato de forma muy ingeniosa entre los eventos de “Alien” (1979) y “Aliens” (1986). Protagonizada por Cailee Spaeny, David Jonsson, Archie Renaux, Isabela Merced, Spike Fearn y Aileen Wu, la historia sigue a un grupo de jóvenes colonos espaciales enfrentados a nuestras criaturas hostiles favoritas mientras exploran una estación espacial abandonada.
Cuando una sonda espacial Weyland-Yutani investiga los restos de la USCSS Nostromo, se puede observar que esta lleva un objeto orgánico con un xenomorfo dentro, directo a una instalación de investigación. Rain Carradine, joven, experta y huérfana, trabaja con su hermano adoptivo Andy, un androide reprogramado, en la colonia Jackson’s Star. Tras la extensión forzada de su contrato, su ex novio Tyler la convence de unirse a la expedición a una nave espacial abandonada, con el objeto de recuperar cámaras de criostasis, y poder así con la esperanza de escapar al planeta Yvaga. Sin embargo, al llegar al lugar, la misión toma un giro peligroso cuando despiertan a criaturas mortales. Adivinen quién.
Desde el punto de vista narrativo, *Alien: Romulus* logra equilibrar el suspenso característico de la franquicia con una nueva visión que mantiene al público al borde de su asiento. El guion usa los clichés del género de la manera que muchas películas podrían si tuvieran mayor esmero en sus guiones, pues todos estos lugares comunes se sienten fresquísimos gracias a la dirección de Álvarez, especialmente en su trabajo en las interacciones de los personajes jóvenes. La historia plantea cuestiones de supervivencia y lealtad en un entorno donde la vida humana es apenas una mercancía para las megacorporaciones, recordándonos los temas de explotación y resistencia que han caracterizado a la saga desde su inicio. Si está bien hecho, así como aquí, entonces por favor, que estas historias continúen llegando a nuestros cines locales.
En cuanto a las actuaciones, Cailee Spaeny se destaca como Rain, aportando una vulnerabilidad y determinación muy convincentes, recordándonos su trabajo en “Pacific Rim: Uprising” y su más reciente (y genial) trabajo en “Priscilla”. David Jonsson interpreta muy bien a Andy, el androide, con una mezcla de ingenuidad y frialdad que le vienen de forma perfecta, y se convierte en la mejor interpretación de la cinta.
Técnicamente, “Alien: Romulus” funciona muy bien, con fotografía del mexicano Galo Olivares, y Fede creando una atmósfera claustrofóbica que tan bien les hizo a las primeras cintas de la franquicia. La estación espacial, con su diseño gótico y oscuro, se siente viva y peligrosa, un escenario perfecto para el terror que se desata. Porque hay terror, mi gente, y del bueno.
Una adición más que digna a la franquicia “Alien”, este nuevo estreno ofrece nostalgia y novedades en buenas y grandes dosis. Contento del trabajo de Fede Álvarez, de directores latinoamericanos trabajando en el rancio Hollywood, y de poder ver buen cine comercial. Disponible en salas.
La recientemente estrenada cinta independiente “Mi Amigo el Pingüino” es una aventura familiar que navega suavemente entre la tragedia y los momentos conmovedores, dirigida por David Schurmann. Tomando inspiración en la vida real cuenta la historia del pescador brasileño João Pereira de Souza y su amistad con un pingüino llamado Din-Dim. Protagonizada por Jean Reno y Adriana Barraza, y con guion de Paulina Lagudi Ulrich y Kristen Lazarian, la película entrelaza temas de pérdida, sanación y amistad inesperada. Es innegable el parecido de la historia a esos clásicos familiares de películas de media tarde, con familias encontrándose a ellos mismas a través del amor por los animales.
Un intérprete de talla mundial como Jean Reno, se apodera con amor del personaje de João, un hombre de mar agobiado por tragedias pasadas, que rescata a Din-Dim de un derrame petrolero. Acompañado por su esposa, Maria, João vence su timidez y actitud huraña cuando el pequeño ave marina no-voladora comienza a hacerlo cuestionar su propia existencia y naturaleza.
La dirección del brasilero Schurmann es hábil, especialmente en la forma en que maneja los cambios de la historia, de la tristeza a la alegría. El primer acto de la película profundiza en el doloroso pasado de João con una sutileza que evita el melodrama, dejando que la pena permanezca en segundo plano. Esto establece un contraste conmovedor cuando Din-dim entra en escena, trayendo luz y alegría a la vida de João, Maria y la audiencia. Las travesuras del pingüino, capturadas bellamente por la cinematografía de Anthony Dod Mantle, ofrecen también el alivio cómico necesario y perfecto, convirtiendo esta película en algo tan encantador como emotivo.
Aunque los secundarios no brillan como Reno, Barraza y el mismo Din-Dim, la decisión de Schurmann de centrarse en la conexión genuina entre ermitaño y pingüino, en lugar de embellecer la historia con drama innecesario, es una elección encomiable que da frutos y no termina siendo un problema.
En tiempos donde el cambio climático es un tema importante, la trama ecológica añade otra capa a la película, haciéndola relevante para las familias que buscan discutir temas importantes con sus hijos. El film usa pingüinos rescatados del Acuario de Ubatuba en Brasil, ofreciendo a los jóvenes espectadores la oportunidad de aprender sobre la preservación de la vida silvestre de una manera atractiva. Puntos a favor por la sencilla pero maravillosa banda sonora de Fernando Velázquez complementa las imágenes, añadiendo un toque de magia a la película sin abrumar la narrativa.
Al final, Mi Amigo el Pingüino es una película que lleva el corazón en la mano de principio a fin, y nos hace ponernos nuestra propia mano sobre nuestros corazones. Aunque no es perfecta, su sinceridad, junto con actuaciones destacadas y una historia conmovedora, la convierten en una película imperdible para las familias. De verdad. Imperdible. Disponible en salas.
Tal como Steven Soderbergh, en la época en que nos trajo “Out of Sight” y la trilogía “Ocean’s Eleven” de forma consecutiva, es posible que otro de nuestros directores indies favoritos, Richard Linklater, venga a ventilar un poco el aire a encierro creativo de los últimos años en Hollywood. Este ventilador de lujo se llama “Hit Man”, que por fin llega a Netflix Canada.
Una de las mejores comedias románticas de acción sobre hombres rudos falsos desde que James Cameron pusiera a Bill Paxton como el adorable pelafustán de “Mentiras Verdaderas”, esta cinta se estrenó en el pasado Festival Internacional de Cine de Venecia, y reúne al director de “Boyhood”, “Escuela de Rock”, “Antes del Amanecer” y una docena de otras obras maestras con la nueva estrella de la industria, Glen Powell, con quien coescribió el guion, y quien interpreta el papel principal. La colaboración entre ambos artistas resulta en una historia dinámica y muy atractiva, que equilibra hábilmente el humor, el romance y la acción. Como siempre debería ser.
Basada en el artículo de Skip Hollandsworth para la revista Texas Monthly en el 2001, “Hit Man” sigue a Gary Johnson (Powell), un profesor de psicología y filosofía de la Universidad de Nueva Orleans, algo atolondrado, que trabaja de incógnito para la policía local, haciéndose pasar por un asesino a sueldo, para así atrapar a personas que buscan contratar a estos sicarios. Cuando Jasper (Austin Amelio), conexión de Gary, es suspendido de la policía, el profesor se ve obligado a asumir mayor responsabilidad en su papel lo cual logra con sorpresiva habilidad creando elaborados estudios e interpretaciones con perfiles falsos para atrapar a sus objetivos.
Aunque ya muchos han hablado de la actuación de Powell como una revelación, la verdad es que el intérprete es un veterano con casi sesenta créditos a su haber, y una carrera que comenzó cuando tenía quince años. Ese entrenamiento actoral lo ha llevado a desarrollar una versatilidad y carisma que solo los “child actors” tienen. Su personaje, Gary, es inicialmente presentado como un profesor tranquilo con un comportamiento modesto, pero rápidamente se transforma en un falso asesino a sueldo convincente y versátil, soltando sus inhibiciones y creerse casi casi el cuento de ser el hombre peligroso que muchos buscan ser. Powell y Linklater se preocuparon de trabajar el personaje con mano de artesano, entregándonos, sin exageración, una de las mejores actuaciones del 2024, que al menos debería poner al protagonista como nominado al Globo de Oro.
No nos olvidemos de Adriá Arjona, hija de Ricardo, en el papel de Madison, una mujer descontenta que busca escapar de su abusivo esposo y que comienza un romance con Gary, creyendo que el es “Ron”, el sicario que Gary dice ser. La química entre ambos es electrizante, agregando una capa de tensión romántica que saca al film de las rom-coms convencionales. No estoy en contra de los “nepo babys” si estos hacen que sus posiciones de privilegio valgan la pena; y Arjona habita la piel de Madison de forma perfecta. Mención aparte al incomparable trio de policías a cargo de Retta, Sanjay Rao y especialmente Austin Amelio, con un hilarante Jasper, el policía encubierto.
Linklater no cambia, y su dirección es aguda y asertiva, navegando hábilmente por los tonos cambiantes de la película como si nada. La comedia tiene bastante de cine noir, incluyendo cierto cinismo y humor negro que funciona de forma tan perfecta que estremece, por mucho que algunos colegas critiquen (SIN SPOILERS) el final algo edulcorado de esta comedia.
“Hit Man” es un testimonio de la exitosa colaboración entre Linklater y Powell, y tiene esa fantástica, maravillosa, exquisita cualidad de ser una de esas que queremos ver apenas finaliza, una y otra vez. Disponible en Netflix.