Por Raúl A. Pinto
Del mismo director de la que se convertiría en una polémica película, “Green Book”, nos llega “The Greatest Beer Run Ever”, que tuvo criticas mixtas durante TIFF 2022 y en su posterior estreno en la plataforma Apple TV. Peter Farrelly – quien comenzó su carrera como director con su hermano, Bobby, a cargo de clásicos del humor de los 90’s como “Loco Por Mary” y “Tonto y Retonto”- nos trae una cinta en la misma línea emocional que su película ganadora del Oscar, presentándonos la historia real y disparatada de John “Chickie” Donohue, un uniformado retirado que en 1967 intentó llevar aliento a los amigos de su barrio en el estado de Nueva York que peleaban en la guerra de Vietnam, echándose al hombro una bolsa llena de cervezas y enrolándose como marino mercante para repartir latas en diferentes puntos del país en conflicto.
Usando como referencia la novela homónima del mismo John Donohue y J.T. Molloy, la película se mueve con cierto desbalance, desaprovechando una introducción algo floja que, me parece, empantana el resto del metraje. Una vez que Chickie se encuentra con el primero de sus compañeros, muy cerca del barco que lo dejó en Saigón, el público recién logra conectarse y simpatizar con un personaje aparentemente vacío, fanfarrón y obstinado, encarnado muy bien por Zac Efron, actor que siempre he considerado talentoso, pero no muy bien dirigido por Farrelly. Donohue es un estadounidense patriota hasta la médula, pero también es un ignorante de la situación bélica real de su país, (cosas que generalmente siempre van de la mano), algo que definitivamente pudo haber sido presentada de mejor forma.
Desde el punto mencionado, Chickie llega a una predecible conclusión: él no sabe mucho sobre la guerra y la vida, y la intervención de su país en Vietnam no solo es inútil, sino también una estafa política por parte del gobierno de Lyndon B. Johnson. Ya en ese momento Farrelly tomó las riendas de la trama, y logra con brillantez, finalmente, interesarnos en el increíble y estúpido recorrido de Chickie por una zona donde el horror que se vive es intenso en todos los flancos.
Los actos 2 y 3 del film salvan todo, incluso haciéndolo recomendable para personas ignorantes de lo que se vivió en Vietnam, o aquellos que quieren mostrársela a familiares o amigos como un método de concientización. Al final de cuentas, también es una historia emotiva de auto descubrimiento, con mucho humor y suspenso. Digno de mención es el personaje de corresponsal de guerra a cargo de Russell Crowe, quien siempre mejora las películas en las que participa. Disponible en Disney Plus.
Cuando aún se exhibía en el TIFF, “The Woman King” hizo su entrada en las salas de cine, logrando llegar al número uno de la taquilla cinematográfica norteamericana y manteniéndose ahí hasta hoy. La directora Gina Prince-Bythewood, responsable de títulos notables como “Love and Basketball” y “The Secret Life of Bees” logra de forma brillante traspasar su mirada intimista a las relaciones humanas a una escala épica, que recuerda las sagas romanas de Cecil B. DeMille, el “Lawrence de Arabia” de David Lean y clásicos de las últimas décadas como “Corazón Valiente” y “Gladiador”.
A principios del siglo XIX en la región de Dahomey, del continente africano, la fiera Generala Nanisca entrena un grupo de guerreras (“Agoije”) para iniciar una guerra contra el imperio Oyo, acostumbrado a secuestrar y esclavizar de forma sistemática, uniendo fuerzas con el malvado traficante de esclavos Santos Ferreira. Nanisca, comisionada por el rey Ghezo, se verá enfrentada a la preparación y ejecución del conflicto bélico mientras sus traumas del pasado llegan a exponer sus vulnerabilidades en el peor momento, eventualmente poniendo en peligro la misión del ejército, y las libertades de su gente. Viola Davis jamás decepciona, y da gusto verla en papeles que hacen lucir todo su talento.
Prince-Bythewood orquestra impresionantes secuencias de batallas, pero de forma aún más magistral maneja las emociones humanas como pocos directores lo logran. Disponible en salas.
Tras tres exitosas cintas, “El botón de nácar”, “Nostalgia de la Luz” y “La Cordillera de los Sueños”, el prestigioso director chileno Patricio Guzmán continua su impecable carrera de cinco décadas en el formato documental entregándonos “Mi país imaginario”, un recuento tan informativo como emotivo de las protestas que devinieron en el plebiscito por una nueva constitución en Chile, desde el 2019 hasta este año.
Como es costumbre en Guzmán, el uso y remembranza de las imágenes que él mismo registró durante el gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende se hacen presentes para comparar ambos hitos históricos y, como una constante en sus películas, funciona de forma perfecta, demostrándonos en imágenes la veracidad de aquel dicho sobre la historia y el estar condenados a repetirla.
No hace daño remarcar que Patricio Guzmán tiene un solo lado político, porque entender eso es clave para apreciar el valor histórico del material filmado: si existe alguien que quiera contar “la otra parte”, pues vaya y haga su propio documental. Patricio ama la revolución, ama el quiebre al establishment, y ama el que su país logre por fin encontrar la paz social que merece.
Como cineasta, por supuesto, su trabajo es impecable, y sorprende aún el poder ver tanto movimiento y energía en cámaras que no se mueven ni se sacuden como otros documentales grabados “en el momento”. Como lo dice el mismo realizador en su emotiva voz en off, el equipo de producción pareciera estar en cada evento antes que estos ocurran: protestas, persecuciones con la policía chilena, personas celebrando en Plaza Dignidad, la celebración del triunfo de Gabriel Boric, y una espectacular secuencia filmada con un dron, donde un vehículo policial blindado corre por las calles mientras jóvenes protestantes arrojándole piedras. En un proceso tan joven como la revuelta social chilena, “Mi país imaginario” puede no tener la historia completa, pero lo que muestra, lo que se ve, es real e innegable. Disponible en salas.
La nueva versión del clásico de los 90’s “Quantum Leap”, conocida en Latinoamérica como “Viajeros en el tiempo” fue estrenada el pasado septiembre, siendo posiblemente una de las series menos valoradas de la temporada. Más una secuela que un refrito, el show sigue al departamento secreto de gobierno que continúa el trabajo del Dr. Sam Beckett, quien finalmente “nunca pudo volver a casa”, como rezaba el título del último capítulo de la primera versión.
El nuevo misterio es bastante fascinante: por algún motivo, uno de los artífices del nuevo proyecto de saltos en el tiempo, el Dr Benjamin Song, entra a la máquina diseñada, pero no terminada aún, sin que ninguno de sus compañeros de trabajo, incluida su novia, Addison, sepan el porqué. Ben comienza a moverse en los cuerpos de diferentes personas (un atracador de bancos de los 80s, un astronauta de los 90’s, un boxeador negro de los 70’s, una mujer cazadora de recompensas de los 80’s, entre otros), sin memoria alguna de quién es o porque decidió lanzarse a una aventura a la cual ni siquiera había sido asignado. Mientras él viaja y Addison le asiste en forma de holograma, el equipo de trabajo busca la pista de los motivos de Ben y la posible intervención de terceros.
La mayor cualidad que los fans esperábamos de la serie era que ésta no perdiera el sentido de la entretención de la original. A pesar de no lograr aún el aura mística que caracterizaron las cinco temporadas exhibidas desde el 89’ hasta el 93’, “Quantum Leap” es dinámica, graciosa, y promete bastante. Episodios nuevos todos los lunes a las 10 PM por City TV y cityv.Ca