Por Raúl A. Pinto
Ya acostumbrados al gaslighting constante al que nos tiene sometidos WB/DC, con películas más que aceptables y algunas deplorables, DC Studios nos presenta la fantástica “Blue Beetle”, refrescante desvío en la ya trillada ruta de las cintas de superhéroes. Con la dirección del boricua Ángel Manuel Soto (ojo con “Charm City King”, su cinta anterior), y escrita por el mexicano Gareth Dunnet-Alcocer, la película irrumpe en el malogrado Universo Extendido de DC con poder latino puro, donde el enojo y la resistencia del inmigrante se mezclan con entretenimiento del bueno. Este relato de superhéroes teje hábilmente la historia de Jaime Reyes, nuestro nuevo abogado favorito. Asi es, Daredevil y She-Hulk pueden salir de mi vista por ahora.
Jaimito, recién graduado de la universidad, llega a su hogar a enfrentarse a la dificultad de encontrar trabajo a pesar de tener una carrera. Cuando su hermana lo convence de hacer trabajo de inmigrantes (limpiar piscinas en una casa de gente rica), un encuentro accidental hace que en sus manos caiga un pequeño aparatito que “lo elige” para metérsele al cuerpo y le da increíbles poderes sobrenaturales. Para terminar de arruinar las cosas, el bichito electrónico – una especie de tamagochi sofisticado – fue robado por la sobrina de Victoria Kord, la poderosa empresaria de la compañía donde Jaime finalmente parece haber encontrado trabajo.
A diferencia de las películas convencionales de superhéroes, y del cómic original, basado en El Paso, Texas, EEUU, “Blue Beetle” inventa su propia Ciudad Metrópolis/Gótica llamada Palmera City, con algo de Miami y algo de Los Ángeles, dándonos lo más cercano que tendremos a una Wakanda hispana. El corazón de la vida de Jaime está en su familia, a cargo de un elenco maravilloso que incluye los talentos de Damián Alcázar, Elpidia Carrillo, la nominada al Oscar Adriana Barraza y el comediante George López, agregando una riqueza y profundidad cuya autenticidad resuena fuerte en uno. Y el trío de villanos a cargo del talento incomparable de Susan Sarandon, y los poco valorados Harvey Guillén y Raoul Max Trujillo, nos traen mucho más que malos acartonados, dándoles a todos el tiempo preciso para contar sus historias.
Claro, las secuencias espectaculares están aquí, y son muy buenas, pero lo que hace de esta cinta una fórmula ganadora que ya experimentaron en su momento “Shazam!” o “Deadpool” es concentrarse en los personajes más que en la acción. El protagonista, Xolo Maridueña, quien ya había llamado la atención por su rol de Miguel Diaz en “Cobra Kai”, tiene un encanto de actor clásico que podría llevarlo muy lejos, y su química con la talentosa Bruna Marquezine, es una excelente adición, que nunca llega a ser demasiado empalagosa. No es el film perfecto, pero vaya que entretiene, y representa la comunidad con amor. Véala que está buena. Disponible en salas
El sorpresivo estreno de la temporada veraniega, “Gran Turismo” (primer lugar en la taquilla norteamericana), echa a andar sus motores fusionando sueños individuales con intereses corporativos, en una entretenida cinta dirigida por el gran Neill Blomkamp.
Basado en hechos reales y con un guion de Jason Hall y Zach Baylin, “Gran Turismo: sigue la increíble-pero-cierta transformación de Jann Mardenborough (Archie Madekwe), un apasionado jugador de GT (simulador de carreras de la plataforma Playstation) que terminó convertido en piloto de carreras profesionales. El creador de esta competencia, el determinado Danny Moore (Orlando Bloom) conoce a Jann, un adolescente galés con serios problemas de torpeza social que se toma de su única pasión, algo mirada en menos por los adultos, y desafía las expectativas. Su transición de corredor online a competidor “de verdad”, es también por supuesto, un emocionante viaje de autodescubrimiento, con la desconfianza paterna y adulta como el mayor obstáculo, algo bastante trillado, que aquí no cae mal porque, nuevamente, esta improbable historia es real. Y aunque la desconfianza hacia el novato termina siendo el único gancho para crear tensión, un artesano como Blomkamp pone todo de su parte por hacer de esta una película que valga la pena.
El director sudafricano, conocido por su estilo distintivo desde su irrupción en el cine con la ya clásica “District 9”, dirige con precisión, inyectando autenticidad visual en las secuencias de carrera que muchos creadores olvidan incluir. Blomkamp también cuenta con actores muy eficientes, incluyendo el poco valorado David Harbour, para mí una estrella del cine mundial, el ya mencionado Orlando Bloom, quien brilla en papeles distintos o matizados, y el británico Archie Madekwe, regalón de las cintas de horror de Ari Aster (recordemos su malogrado personaje en “Middsommar”), quien logra conectar con Harbour y Bloom y armar un trio con buena química.
Démosle un final cursi: aunque no es la mejor película del verano, en la pista de carreras donde los sueños personales y los intereses corporativos compiten por la victoria, “Gran Turismo” acelera un poco a través de giros medianamente emocionales y momentos de triunfo que se disfrutan. La película intenta, y en algo logra, ofrecer un recordatorio sobre las capacidades del espíritu humano y el cruce de metas con éxito y determinación. Disponible en salas.