Uno de los aspectos cruciales para el éxito de los estudiantes en el nuevo curso consiste en estudiar de la forma más eficaz posible. El pedagogo Jesús Blanquet nos indica como optimizar este trabajo, clave para el aprendizaje.
DESTACADOS.
— La reentrada escolar, que se presenta psicológicamente como una hoja en blanco en la cual podemos escribir un nuevo guión para una nueva etapa, es buen momento para adoptar unas técnicas más eficaces de estudio y convertirlas en un hábito a lo largo del curso que se inicia, explica a Efe, el pedagogo Jesús Blanquet.
— Para motivarse seriamente el joven ha de estar convencido de que con el estudio se crece intelectualmente y como persona, y que se está construyendo su futuro profesional. Cuando estas actitudes se dan, adquiere fuerza moral para vencer las dificultades que puedan surgir a lo largo de su formación, señala el especialista, autor del libro ‘Técnicas de Estudio’.
— Según este educador una buena planificación ha de distribuir el tiempo de forma equilibrada entre el estudio, el tiempo libre y el descanso; este último ha de ser unas 8 horas, especialmente cuando el joven está en etapa de crecimiento, lo cual le obligará a hacer un uso dosificado de la televisión, los juegos de ordenador e Internet.
Aunque las clases comienzan en distintos meses, según los países de los hemisferios Norte o Sur, siempre implican para los alumnos más jóvenes, vivan donde vivan e independientemente de cuándo recomiencen su curso, una importante readaptación de las vacaciones al estudio.
Además de afrontar un reajuste de sus horarios, actividades y responsabilidades, que habitualmente se resuelve en pocos días o semanas, los alumnos adolescentes y preadolescentes afrontan renovados desafíos académicos, que requieren un enfoque a más largo plazo, explica a Efe, el pedagogo Jesús Blanquet, licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación por la Universidad de Barcelona y autor de diversas obras en el ámbito de la didáctica y la orientación.
Según Blanquet, con una larga trayectoria profesional en el mundo de la educación, la reentrada escolar, que se presenta psicológicamente como una hoja en blanco en la cual podemos escribir un nuevo guión para una nueva etapa, es un buen momento para adoptar unas técnicas más eficaces de estudio y convertirlas en un hábito a lo largo del curso que se inicia.
También es un punto de partida idóneo para que el alumno revise la forma en que venía estudiando, de cuya eficacia son un síntoma los resultados del curso previo, y corregir las deficiencias o errores que pudiera haber, señala el autor de Técnicas de estudio.
Tanto los alumnos como sus padres y educadores, deben tomar consciencia de que contar con unos recursos básicos para estudiar, sumados a la voluntad y a la perseverancia, no solo son la llave del éxito académico, sino que facilitan el aprendizaje, ya que muchas dificultades para aprender se deben a la falta de un método o a que éste es inadecuado, explica Blanquet.
LA ORGANIZACIÓN, FUNDAMENTAL.
Con frecuencia, muchos estudiantes no acaban de conseguir resultados satisfactorios en sus estudios y, en muchos casos, el motivo no es la falta de capacidad intelectual, sino la falta de organización y el desconocimiento de técnicas y recursos que pueden facilitar su trabajo, señala este pedagogo.
Las técnicas de estudio son atajos que facilitan el aprendizaje y hacen que, con un ahorro de tiempo y esfuerzo los resultados de un trabajo sean mejores, pero para que el estudio resulte eficaz y se convierta en un hábito, el estudiante se ha de implicar seriamente, explica Blanquet.
Para motivarse el alumno ha de estar convencido de que con el estudio se crece intelectualmente y como persona, y que se está construyendo su futuro profesional. Cuando estas actitudes se dan, adquiere fuerza moral para vencer las dificultades que puedan surgir a lo largo de su formación, asegura el educador.
En opinión de Blanquet, Los estudiantes han de saber que la motivación personal, el hábito de trabajo, la voluntad, la autodisciplina y el conocimiento de las técnicas de estudio son tan importantes como su propia capacidad intelectual a la hora de salir airoso en los estudios. Los padres deberían de inculcarles estas actitudes y motivaciones con un talante positivo, enfatiza el pedagogo.
EL FACTOR EMOCIONAL ES DECISIVO.
Además, para un buen estudio, es muy importante todo aquello que rodea a un estudiante a nivel emocional: el ambiente familiar y su adaptación escolar y social, añade Blanquet.
La calidad de su trabajo y su éxito van a depender, en gran medida, de las motivaciones que reciba de la familia, de las relaciones que establezca con sus profesores, de su autoestima y de su capacidad para saber vivir en un ambiente relajado que favorezca su estabilidad emocional, su concentración y la armonía en su vida cotidiana, explica el experto.
Blanquet recomienda a los padres que favorezcan un ambiente de silencio en casa mientras su hijo estudia, evitando la televisión, el teléfono y mandarle a hacer encargos o a controlar a los hermanos pequeños que están jugando.
Si la habitación de estudio es compartida, deben promover que haya entre los hermanos un pacto de respetar el silencio en las horas de trabajo. Los padres han de hacerles sentir a sus hijos que valoran el tiempo de su estudio como algo importante, añade.
Para el estudiante es de vital importancia dominar las técnicas del subrayado, esquema y resumen de la información escrita, saber elaborar un trabajo monográfico, tomar apuntes, leer e interpretar gráficos, conocer estrategias para enfrentarse a los exámenes y reglas mnemotécnicas y tener un dominio suficiente de la lectura, tanto en lo que respecta a la velocidad lectora como a la comprensión de los textos que lee, apunta Blanquet.
Asimismo, es de capital importancia la planificación y organización del estudio. Planificar y organizar su tiempo es un trabajo que ha de hacer al comenzar el curso confeccionando un plan de estudio personal, preferentemente semanal, cuando conozca el horario de clases y las actividades extraescolares que realizará, destaca el experto.
Una buena planificación ha de distribuir el tiempo de forma equilibrada entre el estudio, el tiempo libre y el descanso; este último ha de ser unas 8 horas, especialmente cuando el joven está en etapa de crecimiento, lo cual lo obligará a hacer un uso dosificado de la televisión, los juegos de ordenador e Internet, explica Blanquet.
Asimismo, según Blanquet, los padres han de saber dosificar la cantidad de actividades extraescolares, especialmente si estas van en detrimento del tiempo diario que, necesariamente, su hijo ha de dedicar al estudio de las materias curriculares.
Los mayores deben insistir ante su hijo sobre la importancia de planificar y el esforzarse, ya que sin un aprovechamiento racional del tiempo, sin esfuerzo, sin atención en clase y sin dedicación en casa, no son posibles los aprendizajes sólidos, señala este educador.
Para Blanquet es vital que el estudiante consiga el hábito de la lectura, leyendo un poco cada día, y que le abra a nuevos horizontes, despierte su creatividad y le permita viajar por mundos desconocidos, además de consolidar sus habilidades lectoras y fomentar que su vocabulario sea cada vez más extenso y su expresión oral más fluida.
Y será más fácil que los hijos consigan el gusto por la lectura si en su casa ven que sus mayores disfrutan leyendo y lo contemplan como una actividad habitual, destaca este profesional, que ha elaborado para Efe unos consejos prácticos.
DECÁLOGO DE ACTUACIÓN PARA PADRES.
1- Supervisar y orientar la planificación y organización del estudio, y cada día controlar la agenda escolar, revisar el trabajo que debe realizar nuestro hijo y comprobar su asimilación.
2- Mostrar una actitud paciente a la hora de ver los progresos de nuestro hijo en el aprendizaje, valorando el esfuerzo más que los resultados y sabiendo que un fracaso no se ha de convertir ni en un drama ni en una fuente de reproches, sino en una oportunidad para la reflexión y el análisis de la situación.
3- Ante un rendimiento bajo, indagar con la escuela si es un problema de capacidad, de bajo nivel de comprensión lectora, de poca base de conocimientos, de falta de esfuerzo o de problemas visuales o auditivos, entre otros.
4- Mostrar confianza con la línea pedagógica del centro educativo escogido y en sus profesores, y mantener un contacte estrecho con el tutor para hacer un seguimiento de los progresos del hijo, especialmente, si surgen problemas escolares o de comportamiento.
5- Adecuar les condiciones ambientales físicas del estudio en casa en la medida en que sea posible.
6- Huir de los reproches y evitar comparar los resultados de un hijo con los de sus hermanos, familiares o amigos, ya que cada niño o joven es una persona diferente y única; con esta actitud se evitarán rivalidades y envidias.
7- Mantener a los hijos al margen de posibles tensiones familiares, esforzarse por contagiarles una visión positiva, esperanzada y optimista de la vida.
8- No proyectar sobre nuestros hijos las frustraciones personales como estudios no conseguidos, problemas económicos, de relación familiar, ayudas que no se tuvieron en su momento, etc.
9- Nunca hacerle los deberes y no facilitar ayudas extraescolares por sistema, si realmente no hace falta, ni tampoco facilitar los trabajos en grupo, salvo cuando sea estrictamente necesario, ya que en general el joven ha de estudiar solo.
10- Y, en general, actuar con sentido común, afecto y grandes dosis de paciencia. ¡Ánimo y buena suerte!.
Omar R. Goncebat.
Efe Reportajes.-