POR ISMAEL CALA
@CALA
Una reunión a primera hora, ese informe que debes entregar antes de las 11 a. m., buscar los niños a la escuela, llevar a tu mascota al veterinario porque le toca vacuna, justo antes de atender la llamada de ese cliente que tienes pautado para hoy… ¡Ah! ¡Qué estrés!
El ejemplo anterior es solo una experiencia común en la vida cotidiana, pero; rara vez nos detenemos a preguntarnos si estamos experimentando la dosis necesaria de estrés para impulsar nuestros objetivos. Aunque pueda sorprender, existe esta categoría de estrés positivo, el cual proviene de cambios manejables y bienvenidos que nos motivan y nos llenan de esperanza. Reconocerlo de esta manera, nos permite gestionarlo de manera efectiva y aprovecharlo en nuestro beneficio.
Por supuesto, es importante mantener la dosis necesaria en nuestras vidas, una que sea completamente manejable y que no pase los máximos que pueda tolerar nuestra salud. Tengamos en cuenta que una vida sin desafíos o cambios sería monótona, y eventualmente, sin sentido.
Reconocer y conservarlo como ejecutor de la acción, y que nos motiva o emociona, es esencial para sentirnos realizados. Por ejemplo, sentir estrés antes de una importante presentación laboral puede ayudarnos a concentrarnos y sentirnos determinados a dar lo mejor de nosotros.
Al aceptar estos momentos y los desafíos inherentes que conllevan, permitimos nuestro crecimiento y vivimos vidas más significativas, por tanto; evaluar el estrés positivo nos ayuda a distinguir si nos está impulsando hacia adelante o limitando.
Por otro lado, el buen estrés nos ayuda a salir de nuestra zona de confort. Abrazarlo es decir “sí” a la vida y aceptar la vulnerabilidad. Aunque las nuevas experiencias pueden parecer intimidantes, adoptar una mentalidad de aprendizaje y crecimiento continuo, nos lleva a adquirir nuevas habilidades y nos permite abrimos a nuevas oportunidades. Comprometernos a probar algo nuevo, aunque sea pequeño, no solo nos permite experimentar la parte amigable del estrés, sino que también nos ayuda a mantener en perspectiva la carga negativa que acarrea.
La invitación es que a partir de ahora, busquemos darle la vuelta a la tortilla con una buena rutina de cuidado hacia nuestra salud, y usemos ese “sustito” que nos da el estrés para buscar mejorar y crecer en nuestras experiencias, con el fin de vivir nuestras vidas de forma más plena y satisfactoria.
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