Por Ivet González
LA HABANA. Bajo la escasa sombra de unos arbustos, más de 30 personas hacen fila en la entrada de un mercado estatal en el municipio del Cerro, en la capital de Cuba. Las más próximas a entrar se aglomeran en la puerta, donde cuelga una tablilla en que se anuncia un solo producto cárnico.
“¿Hay pollo?”, preguntó una mujer, que al recibir una respuesta positiva del grupo arrastró su carrito hasta la fila. “¡Qué malo se está poniendo todo!”, dijo, luego de identificarse como profesora universitaria, sobre la creciente preocupación en la gente por los pronósticos oficiales de un recrudecimiento de las penurias económicas.
Envuelto en tensiones internas y externas, así cumplió su primer año en el cargo el presidente Miguel Díaz-Canel, un ingeniero de 58 años, que el 19 de abril de 2018 inició una nueva etapa en este país de gobierno socialista, que por 50 años estuvo dirigido por los hermanos Castro: Fidel (1926-2016) y Raúl, líderes de la Revolución de 1959.
“Para decirlo en buen cubano: la crudeza del momento nos exige establecer prioridades bien claras y definidas, para no regresar a los difíciles momentos del periodo especial”, dijo Díaz-Canel el 13 de abril, al cierre de una sesión extraordinaria del parlamento, comenzada el día 10 con la puesta en vigor de la nueva Constitución.
La mención del periodo especial, como se denomina la etapa inicial y más aguda de la crisis interna, que en 1991 abrió la caída del bloque socialista soviético y perdura hasta hoy, activa pésimos recuerdos para la población de 11,2 millones de habitantes.
De hecho, la ciudadanía cubana vuelve a lidiar desde hace meses con anaqueles vacíos en los mercados y escasez de medicamentos, entre otras carencias que se van profundizando.
La recaída económica comenzó en 2016, con la reducción del aporte petrolero de Venezuela, y las autoridades prevén un empeoramiento de la situación en los próximos meses, por la insuficiente captación de inversiones extranjeras, el retraso en ejecutar obras claves para la economía, el descenso de las exportaciones y el impacto del abrupto fin de la distensión con Estados Unidos.
“La gente se queja de la alimentación y la vivienda… el presidente tiene que lograr que se vea rápido (la mejoría) aunque está difícil ahora mismo”, opinó una contadora, en su casa del Cerro, donde dijo sentirse preocupada por cómo será el resto del año.
“Tendría que leer sus primeros discursos y comparar… así rápido… tuvimos muchas primeras veces: Díaz-Canel no es militar, tenemos primera dama e Internet. ¡Ah!, todos los eventos raros le han pasado a él: un accidente de avión, un tornado en La Habana y hasta un meteorito cayó en Viñales (valle del oeste cubano)”, resumió la mujer al ser requerida sobre el primer año del gobernante.
Hechos extremos y raros pusieron a prueba la capacidad de respuesta de Díaz-Canel en un contexto económico, político y generacional diferente.
Tan solo un mes después de llegar al poder, el 18 mayo de 2018, un avión Boeing 737-200 se estrelló casi al despegar en las inmediaciones del Aeropuerto Internacional José Martí. Aún las familias desconocen las causas del siniestro que enlutó a la nación por la muerte de 112 personas y solo una joven sobreviviente.
De muy rara frecuencia en Cuba y mucho menos en las ciudades, un poderoso tornado arrasó el 27 de enero de 2019 zonas de cinco municipios de La Habana, dejando un saldo de siete fallecidos y 7.872 viviendas dañadas. El contraste positivo, fue la respuesta espontánea de la sociedad civil, que se volcó en apoyar la recuperación.
Un sector de la población considera que Díaz-Canel aporta una actitud más abierta y dialogante con la ciudadanía, otro apenas observa cambios con respecto a sus antecesores y un tercero cuestiona el poder real del mandatario, en un sistema donde la Constitución establece que el Partido Comunista de Cuba es “la fuerza superior de la sociedad y el Estado”.
“Realmente esperaba más cambios… no pensaba que las cosas se iban a mover a este ritmo: la diferencia que hubo entre el gobierno de Fidel y Raúl fue grande”, valoró Camilo Condis, un joven emprendedor, famoso por su activismo en la red social Twitter, donde emplaza y cuestiona a diferentes funcionarios.
Para este emprendedor el cambio más significativo de su gobierno sucedió el 5 de diciembre de 2018, cuando las autoridades de forma inédita dieron marcha atrás a medidas impopulares anunciadas en julio para el sector privado, a solo dos días de su entrada en vigor. “Estaban escuchando la presión ciudadana”, interpretó.
“Ha sido un año difícil por las cosas que han sucedido en y con Cuba, por ejemplo, la incertidumbre sobre las relaciones con Estados Unidos con la administración de Donald Trump”, lamentó Condis, que renta una casa y promociona un restaurante privado, que dependen de los visitantes estadounidenses.
Con su tono agresivo característico, Trump regresó a la confrontación y hasta la beligerancia en la política de Washington hacia Cuba, a lo que se unen las amenazas de intervención militar en Venezuela, el mayor aliado de Cuba y que sufre desde enero una inestabilidad política sin precedentes, junto con el colapso de su economía.