Cuando suben las temperaturas, es agradable ver como sube la espuma de la cerveza que nos disponemos a beber para calmar nuestra sed y refrescar nuestro acalorado cuerpo.
¿Dónde hay que poner el límite para que un breve momento de placer no se transforme más adelante en un dolor de cabeza debido a la jaqueca posterior de la embriaguez o el disgusto de comprobar que hemos aumentado de peso?.
Como muchas otras cosas en la vida y como cantaba con sabiduría el popular Alberto Cortez: “Ni poco ni demasiado, todo es cuestión de medida…”.
Algunos estudios científicos concluyen que la cerveza puede formar parte de una alimentación saludable y que su consumo moderado (de hasta 300 mililitros al día para las mujeres y de hasta 450 para los hombres) no provoca un aumento del peso.
Según una investigación dirigida por la doctora Ascensión Marcos, directora del Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos y Nutrición (ICTAN), el consumo moderado de cerveza, tanto tradicional como sin alcohol, no modifica la circunferencia del brazo, cadera y cintura, ni provoca alteraciones en el Índice de Masa Corporal o IMC (una fórmula para saber si una persona padece sobrepeso y en qué grado).
Otro trabajo de los catedráticos Rosa María Ortega Anta, de la Universidad Complutense de Madrid, y el doctor Lluís Serra Majem, de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, concluye que quienes ingieren cerveza de forma moderada suelen presentar mejores hábitos alimentarios, una composición corporal más adecuada, mayores niveles de HDL o colesterol bueno y menores de LDL o colesterol malo que los no consumidores.
Según las conclusiones del doctor Ramón Estruch, consultor del Hospital Clínic, los bebedores moderados de cerveza manifiestan consumir una mayor cantidad de verduras, legumbres, pescado, cereales y aceite de oliva, además de realizar una mayor actividad física.
Estos resultados pueden deberse a la baja cantidad calórica de esta bebida fermentada, 90 kilocalorías (Kcal) por cada 200 mililitros y un porcentaje aún más pequeño en el caso de la cerveza sin alcohol, una media de 34 (Kcal) para la misma cantidad, de acuerdo al doctor Fernando Goñi, del Servicio de Endocrinología y Nutrición en el Hospital de Basurto (Bilbao, norte de España).
Goñi considera que “incluso en las dietas a pacientes que sufren problemas de obesidad, se puede incluir la ingesta de una cantidad moderada, siempre que no esté contraindicado por un problema médico”.
CONSUMO MODERADO PARA ELLAS Y ELLOS
En el manual “Cuida tu peso fuera de casa” (http://www.seedo.es) Goñi recopila una serie de consejos donde expone que acompañar un vaso de cerveza con una pequeña porción de comida puede ser una práctica saludable, siempre que se opte por alimentos bajos en calorías y pobres en grasas.
Una vez conocidos los beneficios de su consumo moderado y dentro de una dieta saludable, ¿cuándo puede considerarse que una persona está bebiendo demasiada cerveza, es decir una cantidad que pueda ser nociva para su salud, peso corporal y sobriedad al conducir?.
La cantidad moderada de cerveza “se calcula que es de 300-450 mililitros diarios de esta bebida para un varón y de hasta 300 mililitros para una mujer”, explica a Efe, el doctor Jesús Román Martínez, presidente del Comité Científico de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación, SEDCA (www.nutricion.org).
Este es el consumo moderado que se recomienda no superar en las personas adultas y sanas, siempre que no haya ninguna otra ingesta alcohólica al día.
Esta recomendación se refiere a cerveza ‘normal’, ya que la cerveza sin alcohol puede consumirse con libertad, siempre que sea de un modo razonable, de acuerdo al doctor Román.
“Todas las cervezas son adecuadas cuando se consumen responsablemente y de forma moderada, adecuada a nuestras condiciones vitales”, añade.
Para este experto, en general y desde el punto de vista nutricional, la mayoría de las cervezas son muy similares y “hay que irse a cervezas un tanto ‘especiales’, como las que contienen zumos de frutas o son muy fermentadas y ricas en alcohol, para que haya diferencias significativas”.
“La mayor diferencia, claro, radica en que sea cerveza ‘sin’ (alcohol) cuyo valor calórico es muy reducido, de alrededor de 14 Kcal cada 100 ml, frente a las 45 Kcal cada 100 ml de la cerveza normal, en tanto que el resto de los componentes nutritivos no varía entre estas variedades”, señala a Efe.
PARA BEBER SIN PASARSE
Estos son los consejos prácticos del doctor Jesús Román Martínez, de la SEDCA, para beber cerveza de forma saludable y moderada cuando arrecian las altas temperaturas veraniegas:.
- Con las altas temperaturas, lo mejor es quitar la sed primero con agua fresca y, luego, si se desea tomar una cerveza, disfrutar de ella sin estar sediento.
- ¡Ojo!: si tiene mucha sed es que no ha bebido lo suficiente en las horas previas. Mantenga un hábito constante de hidratación, bebiendo en cantidades moderadas agua e infusiones frías, especialmente si trabaja o hace ejercicio fuerte al aire libre.
- Siéntese y disfrute de su cerveza bien fría. Eso le ayudará a hidratarse sin excederse de la cantidad recomendable, cuando se tiene mucha sed y hace mucho calor.
- Siempre es recomendable tomarla al “estilo mediterráneo”, es decir, acompañada con algo de comida como encurtidos o moluscos, como berberechos o mejillones. En general, su consumo se adapta muy bien a productos ligeramente salados, fritos o con vinagre o escabeches.
- ¡Y si puede… tómela en compañía de amigos!.
Por Pablo Gutman
EFE/REPORTAJES