Por Alexander Terrazas
– “Wow! It´s wonderful”, comentó Alice, una mujer de ojos rasgados mientras se acomodaba su cabello y colocaba una mano en la cintura como una modelo para que le tomaran una fotografía debajo de un árbol, sobre una alfombra de pétalos de flores blancas y rosas.
La maniquí se refería a la belleza de los árboles de cerezos, muchos de los cuales se plantaron en 1959 cuando el embajador japonés en Canadá, Toru-Hagiwara, presentó 2,000 ejemplares a Toronto en nombre de los ciudadanos de Tokio. Las flores del sakura, consideradas como un símbolo de renacimiento y renovación en la cultura japonesa, hoy en día son una de las principales atracciones que congregan a multitudes de personas que salen a tropel los fines a disfrutar de sus encantos en High Park, uno de los parques urbanos más espectaculares de la capital de la provincia Ontario.
Y, es que después de una lluviosa y fría temporada, los árboles de cerezos en flor, finalmente abrieron el telón de una de las estaciones más apasionante y esperadas del año: la primavera. Aunque oficialmente este período comenzó el pasado 20 de marzo, fue desde mediados de mayo que se pudo ver y sentir esta estación en todo su esplendor. Las especies más comunes de esta época para ver en los diferentes parques de la ciudad, además de los famosos árboles japoneses llamados Cherry Blossoms, son los tulipanes, las rosas y las flores de diferentes tamaños y colores. Al igual que High Park, según la revista especializada Corporate Knights of Cities, existen 8.000 hectáreas de áreas verdes, más de 3 millones de árboles y más de 1.500 parques donde la gente puede ir a disfrutar de la naturaleza y respirar aire puro.
Es que la primavera ha transformado el rostro gris y gélido de Toronto en un verdadero oasis de vida en medio de la selva del cemento, pero no solo por el renacer de las flores y el reverdecer de los árboles, sino por el arribo de cientos de especies de aves y animales. Los nuevos inquilinos de la ciudad se hacen sentir al amanecer o al atardecer de cada jornada con sus cantos y con sus alas que revolotean por las ramas verdes y ventanas blancas de la ciudad.
– “Escuchar las melodías de las aves, es como sentir una caricia en mis oídos. Siento como como si haya vuelto el alma a la ciudad”, ilustró Daniela, una joven hispana recién llegada.
Además del canto de los pájaros, el sonido de las gaviotas, gansos y muchas otras aves más, componen la melodiosa orquesta musical en medio del caótico y ruidoso tráfico de la capital. El gran paisaje de la ‘jungla’ también se adorna de simpáticas ardillas, mapaches, zorrillos y otras criaturas que salen de sus madrigueras en busca de comida, luego de soportar un largo y frío invierno. Un simple paseo por las calles de Toronto basta para darnos cuenta que estos animales, literalmente conviven con los humanos. La razón por la que hay una población considerable de ardillas y muchas otras especies, es posible que sea porque hay bastante comida a su alcance y espacios verdes para adaptarse.
En estos días de sol primaveral, los habitantes de Toronto han sacudido el polvo de sus casas acumulado durante el invierno, guardaron sus abrigos, los más gruesos por su puesto, y se colocaron un sweater porque el frío todavía se siente. Los que tienen mascotas los han sacado con su correa en mano a dar un paseo por las calles. Una reciente investigación del Ayuntamiento de Toronto revela que hay 230 mil canes en la ciudad y que este animal es la mascota preferida de los habitantes.
Los ‘Torontianos’ también aprovechan las lluvias y el buen tiempo para preparar la tierra de sus huertos y sembrar vegetales, hortalizas y legumbres. Es que la primavera altera la rutina de casi todos los ciudadanos, pues algunos desempolvan sus bicicletas o compran una nueva ‘bici’ para transportarse; otros en cambio programan sus actividades al aire libre para hacer ejercicios. Por eso, es común encontrar personas manejando bicicletas por las ciclovías, trotando por las aceras o simplemente practicando algún deporte en los parques, siempre y cuando no haya lluvias porque en general las temperaturas son muy agradables y marcan entre los 6 ºC y 14º Celsius.
– “Cada vez que llega la primavera empieza mi siembra. Y cuando deja de llover, lo primero que hago, además de preparar mi huerto, es sacar mi bicicleta y darme un paseo por el parque más cercano”, comenta Alek, un ciudadano filipino, mientras remueve la tierra de su jardín para plantar tomates y cebollas.
Desde que comenzó la primavera, el pasado 20 de marzo, muchas cosas han pasado y se han celebrado en la ciudad de Toronto. Además de los cambios de la madre naturaleza, entre marzo y abril, por ejemplo, se conmemoró la tradicional Semana Santa o Semana Mayor, una festividad religiosa con una marcada presencia comercial el día de Pascua por la masiva venta de los huevos de chocolate. Otra de las grandes galas fue el Día de la madre, conmemorado el segundo domingo de mayo para rendir homenaje a las mamás, con flores y regalos que abundaban en las tiendas comerciales. Además, el pasado lunes 21 de mayo se celebró el Día de la Reina Victoria y fue una jornada de fiesta en Canadá en honor a ex Monarca, cuyo principal legado fue la fortaleza moral que le dio a la monarquía de su época. Como cada año, a lo largo y ancho del vasto territorio canadiense se lanzaron fuegos artificiales en memoria de la histórica ‘era victoriana’.
Es así, como en medio de grandes celebraciones e inusuales cambios de la madre naturaleza, la lluviosa, fría y encantadora primavera está llegando a su cúspide, en la medida en que miles de personas acuden masivamente a los parques a disfrutar de los pintorescos parajes. “Si alguna existió el paraíso terrenal, la naturaleza de Toronto es lo más cercano al edén de la Creación”, dijo un sabio anónimo que visitó esta bella ciudad. El próximo 20 de junio se dará paso a otras de las estaciones más esperada, corta y caliente del año: el verano. Allá vamos!
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