Rodrigo Díaz M.
El ministro de defensa federal, Bill Blair, ha presentado una nueva legislación para eliminar la jurisdicción del ejército canadiense en la investigación de conductas sexuales inapropiadas, algo que han reclamado defensores, supervivientes y ex jueces del Tribunal Supremo de Canadá.
“La legislación propuesta otorgaría jurisdicción exclusiva a las autoridades civiles para investigar y enjuiciar los delitos de este tipo cometidos en Canadá”, declaró Blair en un comunicado.
Blair está modificando la Ley de Defensa Nacional como parte de un impulso para modernizar el sistema de justicia militar.
El ministro dice que alrededor de 150 investigaciones de mala conducta sexual militar han sido remitidas a la policía civil desde diciembre de 2021.
“Todavía hay desafíos reales en nuestro en nuestro sistema de justicia penal con la forma en que se tratan los asuntos de agresión sexual”, dijo Blair.
“Tenemos que asegurarnos de que ese sistema también apoye a nuestras víctimas y respete sus derechos y, al mismo tiempo, avance hacia nuestros tribunales lo más rápido posible para que puedan producir un resultado justo y no se descarguen debido a los retrasos”.
Blair dijo que ha estado en contacto con los fiscales generales provinciales para avisarles con antelación de los próximos cambios y proporcionarles recursos adicionales para intentar evitar retrasos en la vista de los casos.
La predecesora de Blair, Anita Anand, había emitido una directiva ministerial para transferir a los tribunales civiles los casos de conducta sexual inapropiada que aún no estuvieran a punto de concluir, en uno de sus primeros actos como ministra de Defensa.
Pero esta legislación consagrará el importante cambio en la ley de forma permanente.
Los cambios forman parte de las principales recomendaciones formuladas por los ex magistrados del Tribunal Supremo Louise Arbour y Morris Fish en sendos informes que examinaban las faltas sexuales en las Fuerzas Armadas canadienses.
El informe de Arbour, publicado en el 2022, concluía que los altos mandos de las Fuerzas Armadas canadienses eran “incapaces” de reconocer las partes “deficientes” de una cultura que mantiene arraigadas la mala conducta sexual y el abuso de poder.