Rodrigo Díaz M.
Un esperado convoy de camiones con ayuda humanitaria cruzó el sábado el sur de Gaza por primera vez desde que Israel inició su asedio hace 12 días, mientras el ejército israelí machacaba el norte de Gaza y advertía de que intensificaría sus ataques.
El presidente estadounidense, Joe Biden, celebró la llegada de la ayuda tras días de intensas negociaciones y afirmó que Estados Unidos se comprometía a garantizar la entrada de más ayuda a través del punto fronterizo de Rafah, en el sur de la Franja de Gaza, con Egipto.
“Seguiremos trabajando con todas las partes para mantener operativo el paso fronterizo de Rafah”, afirmó Biden en un comunicado.
Veinte camiones de plataforma, con banderas blancas y tocando el claxon, salieron del paso tras los controles y se dirigieron a la zona sur de Gaza, que incluye las principales ciudades de Rafah y Khan Younis, donde se refugian cientos de miles de personas que se han quedado sin hogar por la implacable guerra aérea de Israel.
El “asedio total” de Israel a Gaza, iniciado tras el ataque transfronterizo del 7 de octubre contra el sur de Israel perpetrado por militantes del movimiento islamista Hamás, ha dejado a los 2,3 millones de habitantes del enclave sin alimentos, agua, medicinas y combustible.
Funcionarios palestinos se mostraron decepcionados por el hecho de que los suministros de combustible no se incluyeran en el envío de alimentos, agua y suministros médicos y añadieron que la ayuda sólo representaba el 3% de lo que solía llegar a Gaza antes de la crisis.
“Excluir el combustible de la ayuda humanitaria significa que las vidas de los pacientes y heridos seguirán en peligro. Los hospitales de Gaza se están quedando sin los requisitos básicos para llevar a cabo intervenciones médicas”, declaró el ministerio de salud de Gaza.
Naciones Unidas declaró que el convoy incluía suministros vitales que serían recibidos y distribuidos por la Media Luna Roja Palestina, con el consentimiento de Hamás, que gobierna Gaza.
El secretario de estado estadounidense, Antony Blinken, acogió con satisfacción la apertura, pero se hizo eco de la advertencia de Israel de que ninguna ayuda debe acabar en manos de Hamás.
“Hemos sido claros: Hamás no debe interferir en el suministro de esta ayuda que salva vidas”, declaró Blinken en un comunicado.
Funcionarios de la ONU afirman que se necesitan al menos 100 camiones diarios y que cualquier operación de ayuda debe ser sostenible a gran escala, una tarea difícil con Israel llevando a cabo bombardeos día y noche que han destrozado distritos poblados enteros.
Antes del estallido del conflicto, un promedio de 450 camiones de ayuda humanitaria llegaba diariamente a Gaza.