Rodrigo Díaz M.
Los canadienses han consumido más marihuana durante la pandemia que nunca antes, lo cual podría ser muy peligroso pues un nuevo estudio muestra que los jóvenes consumidores de cannabis tenían el doble de probabilidades de sufrir un ataque al corazón.
La investigación, publicada en la revista de la Asociación Médica Canadiense, descubrió que el infarto de miocardio, conocido comúnmente como ataque al corazón, era más frecuente en los adultos estadounidenses menores de 45 años que fumaban, se inyectaban o consumían cannabis en forma de comestibles, en comparación con los no consumidores.
“Más allá del hallazgo principal de que los ataques cardíacos eran más comunes en los consumidores de cannabis, lo que encontramos es que cuanto más se consume, mayor es el riesgo”, dijo Karim Ladha, científico clínico del Hospital St. Michael de Toronto y coautor del estudio.
Aunque fumar fue la forma más común de consumo, la vaporización y los comestibles también aumentaron el riesgo de infarto, lo que sugiere que ningún método de consumo es más seguro que otro.
Ladha y sus colegas analizaron los datos recopilados por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos entre 2017 y 2018, incluyendo a más de 33 mil adultos estadounidenses de entre 18 y 44 años.
Según los datos, los consumidores de cannabis eran más propensos a ser hombres, solteros, fumadores de cigarrillos, así como de cigarrillos electrónicos y bebedores empedernidos de alcohol.
Este último estudio se suma a un creciente conjunto de pruebas que han relacionado el consumo de cannabis con las complicaciones cardíacas.
En abril, investigadores de la Universidad de Guelph descubrieron que la rigidez arterial era mayor en los consumidores de cannabis que en los no consumidores, y que la función cardíaca también era menor que en los no consumidores. Estudiaron a 35 personas de entre 19 y 30 años, la mitad de las cuales tenían antecedentes de consumo de cannabis.
Otro estudio de 2019 publicado en el Journal of Adolescent Health sugirió que el riesgo de hospitalización por infarto era un 30% mayor para los adolescentes y adultos jóvenes que consumían cannabis en comparación con los no consumidores.
En el último año, la pandemia de COVID-19 no ha hecho más que empeorar las cosas para los canadienses en cuanto a su consumo de cannabis.
Según un estudio del Centro de Adicciones y Salud Mental (CAMH, por sus siglas en inglés) publicado en enero de 2021, más de la mitad de los consumidores de cannabis existentes en toda Canadá informaron de un aumento de su consumo durante la primera ola de la pandemia,
Mientras tanto, una encuesta de StatsCan realizada en enero descubrió que el 34% de los canadienses que habían consumido cannabis anteriormente dijeron que su consumo había aumentado durante el último año. También señalaron el estrés, el aburrimiento y la soledad como razones detrás de los cambios.
Además de las enfermedades cardiovasculares, el consumo de cannabis también puede provocar efectos psiquiátricos y problemas respiratorios.
A pesar de los riesgos para la salud, el cannabis también se utiliza con fines terapéuticos, y los médicos autorizan su uso para determinadas afecciones médicas, como el dolor neuropático y la esclerosis múltiple.
También se utiliza para tratar las náuseas y los vómitos.
Canadá legalizó la marihuana recreativa en el 2018, convirtiéndose en el segundo país en ese momento, después de Uruguay, en permitir la venta y el uso de la hierba no medicinal.