Rodrigo Díaz M.
Un tribunal ruso condenó al opositor Vladimir Kara-Murza Jr. por traición al denunciar públicamente la guerra de Moscú en Ucrania y lo sentenció a 25 años de prisión como parte de la implacable represión del Kremlin contra los críticos de la invasión.
El activista político y periodista, que sobrevivió en dos ocasiones a envenenamientos de los que culpó a las autoridades rusas, ha rechazado los cargos que se le imputan como castigo por enfrentarse al presidente Vladimir Putin y ha comparado el proceso con los juicios espectáculo del dictador soviético Josef Stalin.
Organizaciones de derechos humanos y gobiernos occidentales denunciaron el veredicto y exigieron su liberación.
Los cargos contra Kara-Murza, con doble nacionalidad rusa y británica y entre rejas desde su detención hace un año, se derivan de un discurso pronunciado en marzo del 2022 ante la Cámara de Representantes de Arizona en el que denunció la invasión rusa de Ucrania, así como de otros discursos en el extranjero.
Inicialmente, a Kara-Murza sólo se le acusó de difundir “información falsa” sobre el ejército, pero posteriormente las autoridades añadieron los cargos de colaborar con una organización “indeseable”, también tipificado como delito, y traición.
Esta amplia campaña de represión, sin precedentes desde la era soviética, criminaliza de hecho la información independiente sobre el conflicto con Ucrania y cualquier crítica pública a la guerra.
Otro destacado opositor, Ilya Yashin, fue condenado el año pasado a ocho años y medio de prisión, acusado de difundir información falsa sobre el ejército.
El mes pasado, un tribunal ruso condenó a dos años de prisión a un padre por publicar en las redes sociales críticas con la guerra. Su hija de 13 años, que dibujó un boceto contra la guerra en la escuela, fue enviada a un orfanato. Días después, el servicio de seguridad ruso detuvo a Evan Gershkovich, reportero estadounidense de The Wall Street Journal, acusado de espionaje.
Según un reciente informe del Tribunal Supremo ruso, en el 2022 los tribunales condenaron a ciudadanos a pagar multas por desacreditar al ejército en 4.439 ocasiones, por un importe total equivalente a unos 1,8 millones de dólares, según la web de noticias independiente rusa Mediazona.
En una declaración al final de su juicio, Kara-Murza dijo que había sido encarcelado por “muchos años de lucha contra la dictadura de Putin”, sus críticas a la guerra en Ucrania y sus largos esfuerzos por defender las sanciones occidentales contra funcionarios rusos implicados en abusos de los derechos humanos.
Kara-Murza era socio del líder de la oposición rusa y feroz crítico de Putin Boris Nemtsov, asesinado cerca del Kremlin en el 2015.
El Departamento de Estado de Estados Unidos elogió a Kara-Murza junto con el líder de la oposición encarcelado Alexei Navalny, Yashin y “muchos otros que sirven a su país y a sus conciudadanos con un gran coste personal al defender con valentía los derechos humanos y las libertades fundamentales”. Renovó su llamamiento a la liberación de Kara-Murza y de más de 400 presos políticos en Rusia.
El jefe de Derechos Humanos de la ONU, Volker Turk, calificó la sentencia de “nuevo golpe al Estado de derecho y al espacio cívico en la Federación Rusa”.
El ex representante estatal de Arizona César N. Chávez, demócrata que era vicepresidente de la comisión de asuntos internacionales de la asamblea legislativa cuando Kara-Murza pronunció su discurso, calificó la sentencia de “atroz y triste para quienes vivimos en una sociedad libre”.
La salud de Kara-Murza se ha deteriorado durante su detención, lo que le ha provocado polineuropatía -enfermedad o daño de los nervios- en ambos pies, según sus abogados.
El abogado Prokhorov declaró el lunes a la cadena pública alemana Deutsche Welle que al político se le había dictado “en esencia, una sentencia de muerte”.