Si algo quedó claro el pasado fin de semana es que los canadienses de origen hispano en Toronto gustan, viven y se apasionan con su cine. Y no sólo ellos, ya que por lo menos una tercera parte de los asistentes a la segunda edición del Festival de Cine Latinoamericano de Toronto (LATIFF) fueron de habla inglesa.
De nuestra redacción
TORONTO. Las puertas del teatro de la Galería de Arte de Ontario (AGO) se tuvieron que cerrar a las 7:00 pm en punto, dejando fuera a decenas de personas que todavía continuaban llegando. El teatro estaba lleno, a su máxima capacidad, las luces se habían apagado y comenzaban los discursos de rigor. Minutos después dio inicio la proyección de una de las joyas más recientes del cine latinoamericano.
Eso sucedió con “El Abrazo de la Serpiente”, película colombiana sobre la vida en la Amazonía suramericana el siglo pasado, y volvió a suceder con “Mr. Kaplan” al día siguiente, una comedia sobre la tercera edad y sus retos en la República de Uruguay.
Lo mismo sucedió también con varias películas más durante una jornada de arte cinematográfico que incluyó la presentación de nueve producciones provenientes de nueve países de América Latina, y que dejó al descubierto la necesidad de buen cine latinoamericano en la ciudad de Toronto.
“Ixcanul”, película guatemalteca hablada completamente en cachiquel fue otra que se llevó los laureles de la audiencia. Muy buen argumento, producción y fotografía. La súper producción histórica venezolana “El Libertador”, sobre la vida del libertador Simón Bolívar, compitió en audiencia y buenas críticas con la hollywodesca película “Vino para robar”, una historia a lo James Bond con muchos efectos especiales rodada principalmente en la zona de Mendoza, en Argentina.
México no se quedó atrás con “El comienzo del tiempo”, la conmovedora historia de una pareja de ancianos que luchan por su subsistencia al tiempo que juegan un papel clave en la formación de su joven nieto. Definitivamente una fotografía de la relación intergeneracional latinoamericana que tocó muy hondo a la audiencia.
Ecuador dio la sorpresa con “A tus espaldas”, un guion que retrata la tradicional división entre ricos y pobres en la ciudad de Quito, pero que podría ser también cualquier otra ciudad de América Latina. Basada en parte en una conocida historia real de estafas financieras, dejó muy bien parada la industria cinematográfica ecuatoriana.
“La Gunguna”, que retrata diversos aspectos de la realidad dominicana bajo el hilo conductor de una pistola antigua, fue también una revelación de lo bueno que se está haciendo en materia cinematográfica en la isla caribeña. Lamentablemente, la audiencia fue escasa, obviamente es un cine joven, pero con muchas perspectivas.
El Salvador debutó en el festival con el documental “Cuatro puntos cardinales”. Sin embargo, lo que se ganó los aplausos de la audiencia esa tarde de cine fue la presentación de dos cortos documentales realizados por tres jóvenes canadienses de origen salvadoreño.
Fue el turno de la segunda generación de inmigrantes hispanos: Daniela García presentó “Cold Arrival”, un corto producido con la técnica “stop-motion”, inspirado en la experiencia vivida por muchos refugiados y nuevos inmigrantes cuando llegan a Canadá.
Por su parte, Alex Narváez y Luis Segura presentaron “Pan del Día”, una producción inspirada en el conocido poeta salvadoreño Roque Dalton, durante una visita que hicieron a su país de origen.
Definitivamente hubo buen cine, excelente asistencia y, sobre todo, mucha perspectiva para los años que vienen.