Kelly Arévalo
Toronto, Canadá
Para nadie es un secreto que el prolongado autoaislamiento, el distanciamiento social y las restricciones impuestas por la pandemia del COVID-19, han generado en muchas personas una creciente dependencia en las redes sociales y las aplicaciones móviles.
La masividad de su uso, así como las ventajas y beneficios que estas plataformas digitales ofrecen a los usuarios, las hacen casi imprescindibles para poder funcionar “eficientemente” en estos tiempos de pandemia. Sin embargo si no se logra mantener un sano equilibrio entre “vivir” en el mundo virtual y el mundo físico, se puede crear una dependencia en estos espacios digitales hasta llegar al punto de convertirlos en la fuente principal de entretenimiento y felicidad personal.
La promesa de “high speed”, el irresistible estado de “unlimited” y el sentimiento de libertad del “wireless”, producen un peculiar estado de satisfacción y placer en el usuario, provocado principalmente por múltiples estímulos y una saturación constante de datos.
Lo peculiar de esta sensación de sentirse bien que producen las plataformas digitales en el ámbito personal y entretenimiento es su corta duración. Para mantener los niveles elevados de gratificación la persona necesita consumir y estar expuesta a más prolongados estímulos, si esto no ocurre, se genera ansiedad, estrés y se puede caer en aburrimiento.
Muchas investigaciones y trabajos académicos señalan la gran paradoja de nuestras sociedades modernas, bombardeadas cada día más con infinidad de estímulos sensoriales y activaciones cerebrales, pero que presentan “más aburrimiento que nunca”.
Esta realidad la vivimos los padres y madres que nos tocó apoyar a nuestros hijos con su educación virtual durante la pandemia. A pesar de la variedad y riqueza de estímulos y aprendizajes preparados por las maestras, nuestros hijos experimentaron muchos momentos y días de aburrimiento escolar. El momento de clases virtuales más esperado por mi hijo de cinco años era los días viernes a las 12:30 pm, hora en que les permitían a los alumnos de kindergarten hablar entre ellos sobre cualquier tema, compartir de manera virtual juguetes y juegos favoritos. Los viernes 12:30 pm ¡el aburrimiento desaparecía en la clase virtual! Los niños y niñas se desbordaban contando sus historias y se soltaban en una conversación amena.
Este comportamiento de los niños demuestra por un lado la importancia de las relaciones interpersonales desde temprana edad, el valor de la amistad y del juego en grupo, pero por otro lado también demuestra la importancia del tiempo libre y sin estructura para desarrollar la creatividad y la inteligencia emocional.
Desafortunadamente, nuestras sociedades regidas por el consumismo y la filosofía de la “productividad permanente” impuesta por el catecismo del libre mercado, han minimizado el valor que otorgamos al tiempo libre y nos han llevado incluso a creer que el tiempo libre es tiempo perdido y que el éxito se logra estando siempre ocupado.
Esta sesgada percepción ha comenzado a cambiar y ahora más empresas, especialmente las relacionadas con el desarrollo tecnológico y digital, incentivan a sus empleados a incorporar el tiempo libre en sus apretadas agendas, principalmente para elevar la creatividad, la imaginación y la innovación.
El no poder o no saber valorar plenamente la importancia del tiempo libre, tiene mucho que ver con los altos niveles de aburrimiento que experimentan cada vez más personas, jóvenes y adultas, que no saben cómo usar, o que hacer, con el tiempo libre.
Entonces vale la pena preguntarnos, ¿Qué tan “dañino” es sufrir de aburrimiento?, ¿Debemos evitarlo o podemos sacarle provecho?
La Dra. Sandi Mann, una reconocida escritora y psicóloga de la Universidad Central de Lancashire (Gran Bretaña) ha realizado muchas investigaciones sobre el fenómeno del aburrimiento, “entender exactamente qué es el aburrimiento puede ayudarnos a verlo de una forma más positiva” afirma la investigadora.
El aburrimiento es una emoción y básicamente es la búsqueda, sin lograrlo, de estimulación cerebral. “Si tú estás buscando algo que te captive o interese, y no lo consigues o no te causa satisfacción, eso es lo que conocemos como aburrimiento”, explica la Dra. Sandi.
La palabra “aburrimiento” tenemos que revalorarla y comprender que le podemos sacar un buen provecho.
Eso es lo que dicen las investigaciones y el mejor consejo que nos ofrece la Dra. Sandi, “Si aprendemos cómo responder al aburrimiento, en una forma significativa, esto puede encender nuestra creatividad. Implica hacer actividades que no nos van a generar un retorno inmediato de satisfacción de corta duración, sino algo más duradero”.
A los padres y madres también nos ofrece un excelente consejo, “tú puedes sentir preocupación o temor de que no estás ofreciendo la estimulación necesaria a tus hijos y que por esa razón ellos están aburridos, pero tenemos que permitirles que experimenten esos momentos de ritmo menos acelerado, y motivarlos para que encuentren por ellos mismos formas creativas e inspiradoras de salir del aburrimiento”.
El aburrimiento lo experimentamos desde que nacemos, es una oportunidad que nos permite activar nuestra imaginación y creatividad, dos elementos imprescindibles para el pleno desarrollo personal. Basta ver cómo los bebés buscan constantemente estimulación para conocer e ir entendiendo el mundo que los rodea. Esa es una buena lección que debemos recordar la próxima vez que nos sintamos “aburridos”, o cuando se caiga la señal WiFi o se agote el plan de datos y no sepamos qué hacer con el tiempo libre, es entonces el momento de encender nuestra curiosidad innata, soltar la imaginación, relajarnos y disfrutar ese momento de desconexión para cambiar rutinas, hacer actividades nuevas, volver a disfrutar ver el atardecer, observar las estrellas ¿Recuerdas cuando fue la última vez que hiciste esto?. No le temas al aburrimiento, ¡sácale el mejor provecho¡
*Kelly Arévalo, Abogada en El Salvador, con maestría en Derecho Internacional de Empresas y Máster Ejecutivo en Big Data. Ex Cónsul General de El Salvador en Toronto. Fundadora de www.revistasersv.com