Ontario lanzará en octubre la campaña de vacunación de otoño que incluirá acceso gratuito a la nueva vacuna contra la COVID-19 para toda la población, en contraste con provincias como Alberta y Quebec que han restringido su financiamiento a grupos de alto riesgo.
Además, el plan contempla la ampliación del acceso a la vacuna contra el virus sincicial respiratorio (VSR o RSV en inglés) para adultos mayores y la disponibilidad de la vacuna antigripal. La provincia también incorporó recientemente un anticuerpo preventivo contra el VSR para bebés, que en su primer año logró una cobertura superior al 70 % y mostró señales de reducción en hospitalizaciones y complicaciones graves.
El refuerzo de la campaña responde a la preocupación por el aumento de enfermedades prevenibles y la caída en las tasas de inmunización. En 2024, solo el 67 % de los padres en Canadá dijeron estar dispuestos a vacunar a sus hijos sin reservas, frente al 88 % en 2019. En el mismo periodo, la cobertura de la vacuna contra el sarampión en niños de siete años en Ontario cayó al 70 %, muy por debajo del 93 % necesario para alcanzar la inmunidad colectiva. Este descenso ha contribuido a que la provincia registre en 2025 el mayor brote de sarampión desde los años noventa, con 2.375 casos y la muerte de un lactante, poniendo en riesgo el estatus de eliminación de la enfermedad en Canadá.
El informe anual del director médico de salud de Ontario, Kieran Moore, advierte que la confianza en las vacunas se ha debilitado y reclama la modernización del sistema de registro de inmunización, actualmente obsoleto. Según el documento, la falta de un sistema actualizado impide conocer en tiempo real la cobertura vacunal y dificulta planificar intervenciones específicas en comunidades vulnerables. Al mismo tiempo, destaca que la vacunación ha permitido eliminar enfermedades como la polio y la rubéola, además de ahorrar al país alrededor de 2.500 millones de dólares anuales en costos sanitarios y productividad, por lo que fortalecer las estrategias de inmunización es considerado clave para preparar a Ontario ante futuras amenazas epidemiológicas.














