Por Raúl A. Pinto
Hay un momento en la recientemente estrenada “The Friend” en el que Iris (Naomi Watts), con los ojos vidriosos y abrumada, se encuentra atrapada entre el dolor del duelo, la vida y un enorme gran danés llamado Apollo. Esta imagen resume perfectamente la trama de la película: una mujer ahogada en la pérdida, obligada a lidiar con una responsabilidad inesperada en el peor momento.
Estrenada en TIFF 2024, y dirigida por Scott McGehee y David Siegel, esta adaptación de la novela de Sigrid Núñez trata tanto sobre el duelo como sobre lo absurdas que pueden ser las relaciones interpersonales, ya sea entre personas o con los animales que heredamos en el camino (porque en esta columna somos fieles creyentes del sistema de distribución canina).

Iris es una escritora de mediana edad que sufre la pérdida de su mejor amigo, Walter, por suicidio. En su ausencia, ella queda a cargo de su amado perro, Apollo, un gran danés de 70 kilos que no encaja en su pequeño departamento en Manhattan, donde, dicho sea de paso, no se permiten mascotas. Barbara (Noma Dumezweni), viuda de Walter, insiste en que esto es lo que él hubiera querido, pero Iris no está muy convencida. Aun así, y dadas las circunstancias, acepta llevarse a Apollo. ¿Sabía lo que iba a pasar? ¿Sabe lo que viene? Pues, tiene razón. Un arco narrativo más que predecible toma lugar: resistencia, frustración, aceptación y, finalmente, apego. Ya sabemos cómo termina. Ya sabemos todo. La pregunta entonces es: ¿es al menos una cinta encantadora, perfectamente endulzada y con la amargura necesaria para decir que valió la pena verla?
Lo primero es que la decisión de los cineastas de crear una película más “segura” y convencional que la historia del libro, bastante más sombría, no termina de dotarla de mayor encanto. En realidad, deja un poco que desear. Lo bueno es que tenemos a la incomparable Naomi Watts, quien se toma muy en serio su papel y hace lo mejor que puede con el guion, encarnando a Iris con una soledad silenciosa y muy creíble. Esto permite que la esperada relación con Apollo tenga más sustancia que una historia de Hallmark o Lifetime, o donde quiera que usted saque sus películas cursis. Watts juega este juego como debe ser: como una historia de amor. Para los lectores con “perrijos”, esto les llegará al corazón.

La ayuda también viene, era que no, por parte del perro, interpretado por el maravilloso Bing, quien se roba la pantalla de manera natural, llenando cada encuadre con una mezcla de energía caótica y tristeza conmovedora. McGehee y Siegel trabajan muy bien el uso de los espacios con un perro de semejante tamaño, utilizando su volumen como recurso cómico y metáfora del peso y la incomodidad del duelo: un Clifford en la vida real.
Aunque siempre es un placer ver a Bill Murray en todo lo que hace, la película se vuelve ligeramente tediosa hacia la mitad, a pesar (o quizás debido a) los continuos flashbacks que explican la relación entre los dos amigos. Menos Bill/Walter habría resultado en una mejor película, más centrada en el viaje emocional de Iris.

El reparto secundario es tan sólido como desaprovechado. Actores de la talla de Carla Gugino, Constance Wu y Ann Dowd orbitan alrededor de la protagonista, pero terminan siendo, lamentablemente, meros espectadores. Temáticamente, The Friend quiere explorar el duelo como una fuerza que aísla, pero todo está demasiado estructurado, sin permitir que la anarquía interna y externa de la pérdida de un ser querido tome el control y brille.
Distribuida por Mongrel Media en Canadá, “The Friend” es competente, con una Naomi Watts y un Bing que encantan (y a quienes queremos que les vaya bien), la película, aun así, termina ladrando mucho y mordiendo poco. Disponible en salas.
