Por Raúl A. Pinto
Tras más de una década desde que “Man of Steel” presentó al viejo, querido y aparentemente único kryptoniano vivo en la pantalla grande moderna, “Superman” vuelve con un audaz reinicio de su historia en lo que a tono y a emotividad se refiere.
Luego de años tumultuosos para el guionista y director James Gunn, ahora codirector ejecutivo de DC Studios (compañía que tampoco ha tenido muy buenos tiempos recientemente), esta cinta lanza el nuevo Universo DC, dejando de lado el caos de multiversos y continuidad en que la WB y Disney nos han metido, con una aventura centrada en el personaje, lo cual es más que suficiente. La elección del actor David Corenswet como Clark Kent/Superman y un guion que equilibra lo absurdo con la emoción, han traído un aire nuevo a tan insigne e icónico personaje.

En esta trama, Clark y Lois Lane (una Rachel Brosnahan a la altura de una cinta épica como esta, tal como lo sabíamos quienes la seguimos desde “House of Cards”) trabajan juntos en el Daily Planet, son pareja y ella conoce su identidad real. Solo algunas semanas atrás Superman evitó un conflicto internacional deteniendo el ataque de la nación de Boravia sobre la vecina Jarhanpur (ejem!), lo cual ha traído algunas dificultades a Superman como figura pública. El multimillonario Lex Luthor (un notable y multidimensional Nicholas Hoult), promete a las preocupadas fuerzas armadas de EEUU, país aliado de Boravia, que él puede detener y exterminar a Superman si es necesario. Esto trae una seguidilla de ataques de monstruos manipulados con alta tecnología y ataques a la imagen pública del superhéroe a la vez.

Gunn ya en su trilogía “Guardianes de la Galaxia” y la excelente “Escuadrón Suicida” nos había acostumbrado a historias inherentemente políticas, o de corte social como parte de un gran espectáculo, lo cual no tiene nada de malo, y es algo que Hollywood y el cine mundial han venido haciendo desde hace mucho tiempo. Pero a diferencia de otras películas muy populares que incluyen temas políticos, como “The Dark Knight”, “Matrix”, “Avatar”, “District 9”, “Children of Men”, “Robocop” o “Joker”, el director se centra en la bondad como arma letal, y deja los elementos más sombríos de los films mencionados y le da un tono deliberadamente liviano y cotidiano, intercalando comedia, romance, acción y alegato político sin aspavientos.

Aquí se apela a la humanidad y el compañerismo, incluyendo un excelente ambiente laboral en el Daily Planet, y un universo donde los compañeros superhéroes, los ciudadanos de Metrópolis, y hasta los malhechores tienen un corazón que les late fuerte, aunque para ellos hacer lo malo sea la respuesta a la necesidad de amor o de sanidad interior que necesitan. Así, Clark, adoptado desde niño, sufre de una tremenda inseguridad, a pesar de sus poderes sobrenaturales; Lois es una mujer fuerte y una profesional talentosa y determinada; y Lex es un villano malvado, pero con sentimientos heridos.

Los recuerdos y visitas de Kent al pueblo de Smallville, la unidad de Metrópolis como sociedad, los héroes secundarios como Mister Terrific (Edi Gathegi), Green Lantern (Nathan Fillion), la recién conformada “Justice Gang” y el perrito roba-escenas Krypto, aportan también con humor, acción y emoción perfecta a una gran cinta. Superman no es Superman por sus poderes, sino por sus metas en la vida: ser responsable con sus talentos y habilidades, y ayudar al prójimo. Nuestro héroe de capa y calzoncillos a la vista no tiene, ni intenta tener sesgo político: él es una buena persona, le duela a quien le duela. Disponible en cines.












