Por Kelly Arévalo,
Cónsul de El Salvador en Toronto
TORONTO. El pasado 16 de enero se conmemoró un acontecimiento que cambió la vida de El Salvador y marcó el inicio de un profundo proceso de transformaciones democráticas, políticas y sociales: la firma de los Acuerdos de Paz hace 27 años en el Castillo de Chapultepec, en la capital de México.
Con esa firma se puso fin a décadas de represión y dolor, y se dejó una etapa de dictadura.
El Consulado de El Salvador en Toronto se une en esta fecha para conmemorar ese legado de esos Acuerdos, que hoy nos permiten hablar sin que nuestros derechos sean atropellados.
A nivel internacional nuestro país es referente para otras naciones que buscan concretar procesos de pacificación por las vías del diálogo.
Estos acuerdos nos exigen continuar trabajando por un país más democrático, fortaleciendo los entendimientos con las diferentes corrientes como la herramienta de gobernabilidad para estas y las futuras generaciones.
Como dijo el Presidente Salvador Sánchez Cerén en su discurso de conmemoración, sigamos construyendo paz es la frase con la que conmemoramos este Vigésimo Séptimo Aniversario. Nos llama a no retroceder en lo avanzado, y nos recuerda que la paz es el pilar fundamental para el desarrollo y el progreso.
Hay que construir una nación más unida con una democracia firme, donde disfrutemos de una cultura de paz y convivencia.
Este día también nosotros honramos la memoria de las y los valientes luchadores sociales que entregaron la vida en el proceso de transformación política, social y económica de El Salvador.
Este aniversario de los Acuerdos de Paz es propicio para resaltar que El Salvador ha logrado avances significativos en la erradicación de la pobreza y la desigualdad, y en el respeto a los derechos ciudadanos y la equidad social, con oportunidades para las grandes mayorías que por años estuvieron abandonadas.
Este Gobierno, como una de las mejores formas de contribuir a la democracia, creó los consejos nacionales y estructuras de diálogo en temas como seguridad, educación, medio ambiente, niñez y adolescencia, jóvenes, migrantes, pueblos indígenas, salud, agricultura familiar y agua potable.
Contando con representación de instituciones públicas, academias, iglesias, empresas, gremios y organismos internacionales para construir y enfrentar grandes desafíos por los que atraviesa nuestro querido país.
En ese sentido, el presidente impulsó espacios de diálogo y participación en los territorios a través de los programas “Gobernando con la Gente” y “Festival para el Buen Vivir”, y abrió las puertas de la Residencia Presidencial con el programa “Casa Abierta”.
En esa línea, en el año recién pasado juramentó a los Consejos Ciudadanos de Comunidades Salvadoreñas en el Exterior para canalizar y recoger los aportes de los compatriotas residentes en otros países.
Para poder avanzar en ese camino es fundamental dejar a un lado las diferencias, como se ha hecho en el pasado, y hay que unirnos para el bienestar de nuestra población.
Quedamos invitados a seguir trabajando unidos y con visión de país por el bienestar de las grandes mayorías, la preservación de los recursos nacionales y una economía sostenible y con justicia en la distribución de la riqueza.
Los retos de hoy son distintos a los de hace 27 años, por ello son imprescindibles nuevos acuerdos, basados en la realidad que vivimos y orientados a afrontar los desafíos actuales y futuros, sin dejar de estudiar nuestra historia.
Tengamos siempre presente que las personas son nuestra prioridad, y que nos debemos a ellas. Sobre todo, a quienes viven lejos de nuestro El Salvador, esta oficina consular es su casa y el pedacito de El Salvador que todos tenemos.
Que este hecho histórico que hoy recordamos sea para que construyamos paz para seguir luchando con optimismo en el nuevo El Salvador.
Es lo que el país nos exige a todos nosotros, a cada salvadoreña y salvadoreño donde quiera que nos encontremos. Sigamos construyendo la paz.