Rodrigo Díaz M.
El gobierno de Colombia ha prorrogado el alto el fuego con el grupo rebelde FARC-EMC que expiraba esta semana, mientras ambas partes celebran conversaciones de paz en Bogotá en un esfuerzo por reducir la violencia en las zonas rurales del país.
El alto el fuego durará ahora hasta el 15 de julio, según un decreto firmado el domingo por el presidente Gustavo Petro, y exige que los rebeldes cesen los ataques contra civiles en las zonas bajo su control, una medida crucial según algunos analistas.
“Los ceses al fuego que hemos visto durante el gobierno de Petro hasta ahora, en realidad sólo han limitado los enfrentamientos entre el gobierno y los grupos rebeldes, pero no han tenido un impacto real en la vida de las comunidades”, dijo Elizabeth Dickinson, analista para Colombia del International Crisis Group. “Lo que vamos a ver ahora es si este alto el fuego puede cambiar ese paradigma”.
El gobierno de Colombia anunció en octubre conversaciones de paz con el grupo escindido FARC-EMC después de que ambas partes acordaran un alto el fuego de tres meses de duración.
El grupo, de unos 3.500 combatientes, está liderado por comandantes rebeldes que no se unieron al acuerdo de paz de 2016 entre el gobierno colombiano y el principal grupo de las FARC, que puso fin a cinco décadas de guerra.
Aunque los homicidios en Colombia han disminuido desde la firma del acuerdo de paz del 2016, se ha producido un repunte de la violencia en algunas zonas rurales del país, donde grupos como las FARC-EMC, el Ejército de Liberación Nacional y el Clan del Golfo luchan por territorios abandonados por las FARC.
El gobierno de Petro ha intentado mantener conversaciones de paz simultáneas con estos grupos, como parte del plan presidencial de “Paz Total”. Pero los críticos dicen que el alto el fuego con los grupos rebeldes restantes de la nación ha hecho poco para detener los ataques a la población, con los rebeldes aprovechando el cese de hostilidades con el ejército como una oportunidad para reclutar adolescentes, extorsionar a las empresas locales y secuestrar a civiles para el pago de cuantiosos rescates, incluyendo el padre de Luis Díaz, delantero del Liverpool en Inglaterra.
El nuevo alto el fuego con el gobierno también exige que los rebeldes no amenacen a los líderes comunitarios ni controlen los movimientos de los habitantes de las zonas rurales, que a veces son confinados en sus pueblos por los grupos rebeldes.
Las FARC-EMC y el gobierno han revelado pocos detalles sobre su actual ronda de conversaciones, que se está celebrando en la capital del país. Pero han insinuado que discutirán la puesta en marcha de proyectos económicos destinados a transformar las zonas rurales, donde los campesinos empobrecidos han optado por los cultivos ilegales para ganarse la vida.