Rodrigo Díaz M.
El Congreso de Colombia votó a favor de prohibir las corridas de toros en el país sudamericano, asestando un duro golpe a una tradición centenaria que ha inspirado canciones y novelas famosas, pero que se ha vuelto cada vez más controvertida en los países donde aún se practica.
El proyecto de ley prevé la prohibición de las corridas de toros en un plazo de tres años, con lo que la tradición será ilegal a principios del 2028. La nueva ley debe ser firmada por el presidente de Colombia, Gustavo Petro, que desde hace tiempo se opone a este tipo de espectáculos.
Las corridas de toros se originaron en la Península Ibérica y siguen siendo legales en algunos países, como España, Francia, Portugal, Perú, Ecuador y México.
En su día fue un acontecimiento popular, retransmitido en directo por varias cadenas de televisión. Pero la tradición ha sido objeto de un creciente escrutinio a medida que cambian las opiniones sobre el bienestar animal, y muchos consideran inaceptable ver sufrir a un animal por puro entretenimiento.
“Esta prohibición es una gran victoria para las organizaciones que han trabajado para transformar la sociedad y rechazar la violencia contra los animales”, declaró Terry Hurtado, activista por los derechos de los animales y concejal de Cali, que ha liderado protestas contra las corridas de toros desde los años noventa.
”Me siento aliviado de que los toros y los caballos, que también participan en algunas corridas, en Colombia ya no sean torturados, y de que los niños ya no estén expuestos a este espectáculo”.
En las corridas de toros, un matador se enfrenta a toros criados para ser agresivos. El matador se burla del toro con un capote rojo y mata al animal a golpe de espada después de que éste haya sido herido con lanzas y puñales, y se haya cansado de embestir al matador en una arena circular.
En Colombia, donde se celebran corridas de toros desde la época colonial, menos de dos docenas de municipios siguen celebrando estos festejos, aunque las corridas anuales de la ciudad de Manizales siguen atrayendo a decenas de miles de espectadores.
Los aficionados a la tauromaquia calificaron la prohibición de atentado contra las libertades de las minorías y de problema para las ciudades donde estos espectáculos atraen a miles de visitantes.