POR ESTRELLA FLORES-CARRETERO
Muchas empresas gastan enormes cantidades en estar a la última en tecnología, algo que, sin duda, supone una gran ventaja competitiva. Pero, sin embargo, no logran alcanzar las metas propuestas de productividad y rentabilidad. Desde mi experiencia, hay que revisar el clima organizacional, porque el ambiente en el que las personas desempeñan su trabajo es la clave para alcanzar las metas corporativas.
Es una obviedad que cuando el clima organizacional es insatisfactorio influye en el comportamiento de las personas y se refleja en los resultados anuales. Pero dadas las características y perfiles de las generaciones de que copan el mundo laboral, hoy más que nunca es un objetivo clave a tener en cuenta. El clima organizacional donde se prioriza cuestiones, como las interacciones entre compañeros, la relación con los jefes, la participación en la toma de decisiones, el reconocimiento recibido por su trabajo, la confianza, la ética, la responsabilidad social…
Para construir un clima organizacional satisfactorio es importante:
- Trasmitir los objetivos de la empresa. Se ha de trasmitir la finalidad de su trabajo para que la persona esté motivada. Cuando cada uno sabe lo que se espera de él, puede esforzarse en cumplir los objetivos de su corporación. Es importante que las personas conozcan también qué hace su empresa por la sociedad en la que se inserta, cuál es su política de responsabilidad corporativa.
- Ofrecer autonomía individual y de equipo. «El hombre libre es el que se fija deberes a sí mismo, el que elige sus proyectos», dice el filósofo José Antonio Marina. Sentirse el propio jefe, responsabilizarse de la propia tarea, es esencial para trabajar con eficacia.
- Reconocer el esfuerzo y compensarlo de forma equitativa. El método de solo hablar para corregir —y callar ante la labor bien hecha— es una práctica pedagógica del pasado. Hoy sabemos que es más eficaz felicitar por los aciertos que criticar los errores. Las emociones humanas, como las plantas, florecen con los cuidados. Se trata de agradecer el desempeño con palabras y compensaciones y también, claro, con una remuneración justa que reconozca el esfuerzo.
- Propiciar la amistad y el apoyo. Los líderes deben dar ejemplo de respeto, tolerancia ante la diversidad y la discrepancia, flexibilidad, comprensión de las necesidades personales y laborales, empatía, buen humor, ética con los empleados, los clientes y los proveedores. Es necesario huir del autoritarismo y ejercer un liderazgo participativo que valore la opinión y las ideas de todos.
- Velar por las condiciones de trabajo. La empresa hará bien en establecer un marco adecuado donde los trabajadores se sientan a gusto, con áreas de descanso, lugares para comer y conversar entre ellos, puestos cómodos, políticas saludables… Además, resulta esencial brindar formación, disminuir las presiones, propiciar políticas de mentoring y facilitar la promoción interna.
- Medir el clima organizacional. Para saber que estamos en el camino correcto es preciso valuar periódicamente los resultados de las políticas aplicadas. Conviene desarrollar métodos de medición adaptados a cada empresa: diseñar entrevistas individuales, cuestionarios anónimos y confidenciales, preguntas cerradas, grupos de debate… Cuanto más conozcamos sobre las emociones, anhelos y percepciones de las personas que trabajan para la corporación, más podremos hacer para mejorar el clima organizacional.
No hay dos empresas iguales porque no existen dos personas iguales. Pero debemos saber que solo cuidando de cada individuo lograremos el éxito global.