POR ISMAEL CALA
@CALA
Debemos admitirlo abiertamente: casi todas nuestras metas personales, familiares y profesionales se han visto aplazadas por el Covid-19. Cuestiones tan urgentes como los Objetivos de Desarrollo Sostenibles de la ONU, los índices de pobreza y empleo y el crecimiento económico están ahora bajo revisión.
Al empezar 2020, diseñamos planes con la esperanza de cumplirlos, pero la pandemia nos sorprendió. Quizás, para algunos, esta sea la justificación perfecta para volver a procrastinar, pero quiero centrarme en la inmensa mayoría que sigue apostando por crecer, a pesar de…
Perseverar en el enfoque nos permitirá priorizar los objetivos, con una valoración realista del entorno. Vivimos en un mundo interconectado. Hay soluciones individuales, y otras que requieren salidas colectivas. En los negocios, por ejemplo, solo nos irá bien si a los clientes les va bien.
Al volver a establecer metas, hagámoslo en dos fases, porque la crisis aún está lejos de cerrarse. En la primera, determinada por el encierro, la adaptación a nuevos modelos laborales y por la crisis económica, lo mejor es fijar metas a corto plazo. Aceptamos la realidad, reflexionemos, adaptemos los planes, diseñemos salidas de diverso calibre… y cualquier otra cosa, excepto perder el tiempo.
Las metas a largo plazo también se analizan en medio de la crisis, pero con luz larga y disposición a ajustarlas. Para reformular el período que viene, marcado por una incertidumbre que debemos abrazar sin miedo, propongo los principios del liderazgo bambú. En total son once, pero hoy te explico los cinco primeros:
-Integridad: A través de la humildad, la simplicidad y la coherencia. No importan las tormentas a las que se someta el líder bambú. Siempre se mantendrá fiel a sus valores, gracias a sus raíces profundas.
-Versatilidad: Es fuente de creatividad y capacidad de innovación al servicio de los desafíos; es útil y se adapta al entorno. Tiene visión, lo cual le permite anticiparse a los cambios.
-Flexibilidad: Se adapta a las circunstancias. Muestra apertura hacia los cambios y hacia el aprendizaje. Acepta lo que no puede controlar y fluye con la incertidumbre.
-Cooperación: Crece en equipo y en solidaridad. Crea comunidades, redes de apoyo, asistencia, coaching y mentoría con su tribu. Está consciente de que la inteligencia colectiva es clave para que cualquier grupo se consolide.
-Espiritualidad: Descubre la sabiduría que existe en el vacío. El líder bambú se conecta con su propia divinidad y obtiene un estado mindfulness o de alta consciencia.
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